Laura Gómez abraza a su abuela, que continúa ingresada en la unidad de Ictus del hospital Son Espases.

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Antonia fue a comprar a la frutería Bambú, que está debajo de su casa de Son Cladera, el pasado 25 de abril por la mañana. Cuando salía del establecimiento, situado en la calle Canonge Antoni Sancho, se topó con una joven que le propinó un golpe en la cara y la derribó.

Una vez en el suelo, le empezó a pegar patadas y a gritar hasta que la mujer pudo reincorporarse y se refugió en el local para pedir que llamaran a la policía. La agresora se dirigió a un bar que hay en frente para esconderse, pero al volver a ver a la víctima alterada pidiendo ayuda en la calle salió y regresó a golpearle.

Derrame

«Mi abuela sufrió un ictus a causa de la agresión», dice su nieta, Laura Gómez. «Le dio una subida de tensión tan alta que sufrió un derrame. Si esta chica no le hubiera agredido nunca le hubiera pasado esto, mi abuela se fue al hospital con un diagnóstico de ictus».

La joven lamenta que esta situación no es nueva. «Todo el barrio conoce a la agresora por los problemas que lleva ocasionando durante mucho tiempo, es algo que no viene de ahora, ha agredido a más personas», explica Laura, que ha interpuesto una denuncia en la Policía Nacional. «No la detuvieron, hoy mismo [por el viernes] la he visto tomando un café en mi barrio como si nada hubiera ocurrido».

La nieta de la víctima cuenta que estos días están siendo difíciles para la familia. «Sé que lo que le ha pasado a mi abuela no lo puedo arreglar, no puedo volver atrás. Para mí es muy duro no saber cuándo voy a volver a oír la voz de mi abuela, cuándo va a volver a decirme te quiero, cuándo va a volver a hablar o comer...».

Antonia, de 78 años, continúa ingresada en la unidad de Ictus del hospital Son Espases de Palma. No puede comer ni hablar y tiene el lado derecho del cuerpo «completamente paralizado».