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Se habrá percatado, ávido lector, de lo poco que se habla de la amnistía ahora que vienen tres tongadas electorales. Nada es casualidad. Las filas socialistas se han puesto de perfil y más con el pollo de las mascarillas. Hay tormenta y Pedro Sánchez tiene un olfato insuperable para esto de darle capotazos a la opinión pública. En fin. Como usted sabrá, los populares de Marga Prohens han decidido chapar la Oficina Anticorrupción de Baleares, eso que montó Armengol para dárselas de impecable. Un pegote inventado para parecer una cosa sin necesidad de serlo. Como si la policía, la Guardia Civil, la Fiscalía, los jueces, la prensa, la oposición y el Parlament no fueran suficientes agentes para pillar a los políticos chungos. Un gesto brillante por parte de la ahora presidenta del Congreso que ha forzado a los populares a responder de manera torpe cerrándola, porque no queda bonito. Negueruela se ha golpeado el pecho ante los de la bancada de la derecha acusándoles de tolerar la corrupción. Bien jugado, Iago, aunque el gesto queda bastante deslucido cuando nos preguntamos qué narices ha hecho la Oficina Anticorrupción con las mascarillas famosas del amigo Koldo. Vaya truño de oficina, querido. O los de la dichosa oficina son unos petardos miopes o es que solo trabajaban para acusar a unos y tapar a los otros. Pues así ha acabado. ¡Chimpón!