Esto de las redes ha cambiado mucho, como tantas otras cosas. Recuerdo que cuando yo bajaba a pie la cuesta de Sa Quintana, en Ciutadella de Menorca, me sorprendía el olor a marisco de las redes que los pescadores tenían tendidas al sol. Ocupaban buena parte del muelle, frente a lo que entonces era el café de can Bomba, hoy un conocido restaurante. Todavía había algas prendidas, en las redes extendidas al sol, y algún viejo pescador que las zurcía, penosamente inclinado hacia la tierra. Hoy las redes son otra cosa. Todo ha cambiado, las redes son ‘informáticas’ y para formarlas se necesita ‘hardware’, ‘software’ -palabrejas difíciles para el común de los humanos- y protocolos (no veo que se precise ningún viejo pescador para remendarlas). Las redes más conocidas son las llamadas ‘redes sociales’ a las que se puede tener acceso fácil con la propagación del uso de los móviles. Sirven para relacionar a amigos y familiares, y literalmente a todo el mundo. Entre las redes sociales más conocidas, las que más me suenan, encuentro Facebook, Youtube, Whatsaap, Messenger, Instagram, Linkedin, Twitter, Telegram, Spotify, Google+, etc. Pero lo cierto es que existen muchísimas, son numerosísimas, cuantiosísimas y aún más. Es como lo de la condena a cien años y ‘un día’, nadie sabe cuándo se cumple ese día, o como los días que tardó Dios en hacer el mundo, que no debían de tener principio ni fin.
Hoy casi todo es invisible
Palma28/11/23 0:29
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