Enric Mas, celebrando su victoria en la meta de Arrate, final de la Itzulia. | Efe

TW
0

Hoy ya es el referente del ciclismo español en la pelea por las carreras de tres semanas. Pero fue hace justo un lustro, cinco años atrás, cuando Enric Mas (Artà, 1995) explotó definitivamente y se presentó al mundo como un valor de futuro, de garantías. Lo hizo en un escenario mágico, la meta de Arrate, el tradicional cierre de la Itzulia, la Vuelta al País Vasco que estos días vuelve a disputar el ahora jefe de filas del Movistar Team.

Porque aquel triunfo de etapa bajo la lluvia, en un eléctrico duelo con Mikel Landa, lo consiguió vistiendo el maillot del Quick Step, su equipo allá por 2018. Su expresiva celebración reflejaba la importancia de esa victoria, dejando atrás al citado Landa, Roglic, Quintana, Ion Izagirre... Todo tras 122'2 kilómetros de locura, en los que Enric Mas aprovechó el factor sorpresa, que nadie contaba con el que meses después iba a ser segundo clasificado en La Vuelta, ganando además la etapa del Coll de La Gallina. Además, de esa victoria en Arrate, Enric fue el mejor joven de la prueba y sexto en la general, que se llevó Primoz Roglic.

Enric Mas, con su trofeo de ganador de la etapa de Arrate. Foto: Efe

En 2023, Mas persigue coger forma, buenas sensaciones y kilómetros de cara a los grandes objetivos de la temporada: Tour y Vuelta. Eso sí, tras las buenas piernas mostradas en sus últimas apariciones, el ciclista mallorquín quiere brindar un triunfo de altura al Movistar Team, sacándose la espina del pasado año, cuando una caída junto a su compañero Nelson Oliveira acabó con sus opciones.