Ca'n Amer ha sido durante muchos años una referencia para los amantes de la cocina tradicional mallorquina. En Inca, este celler era cita obligada para sus muchos clientes, que lo visitaban en la confianza de que iban a degustar los platos que preparaban doña Antonia Cantallops y su marido, José Torrens. Fuimos legión los que lo disfrutamos hasta que, tempus fugit, cerró sus puertas. Afortunadamente, todo fluye y uno de los hijos, Tomeu Torrens Cantallop –que llevaba los mandos del celler desde 2004–, ha actualizado el concepto, manteniendo buena parte del recetario que hizo grande la cocina de Ca'n Amer. La reinvención ha sido sustancial, porque ha apostado esencialmente por el negocio del cátering, instalándose en el polígono industrial de Lloseta, rodeado de un entorno nada glamuroso: una enorme fábrica de cemento, con una torre que asemeja una nave espacial a punto de despegar y varias empresas de componentes de construcción. Allí, en la zona Vitrac, en una gran nave, elaboran platos de cocina tradicional mallorquina destinados a los encargos de sus muchos clientes.
Ca'n Amer, en el polígono de Lloseta
El clásico 'celler' ha apostado por el negocio del cátering, aunque sirve un estupendo menú diario
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