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El estallido del movimiento estudiantil en muchas universidades norteamericanas contra el genocidio palestino es un aldabonazo a la conciencia de todos. Comparan sus protestas con las de los años sesenta contra la guerra de Vietnam, pero hay una diferencia muy significativa entre ambos: a Vietnam podían enviar forzosamente a aquellos estudiantes, a Gaza, de momento, no. Y digo de momento porque nadie puede garantizar que ese conflicto no se expanda y acabe involucrándonos en el temido enfrentamiento OTAN/Rusia-China. Que el genocidio palestino no afecte, por tanto, personalmente a los estudiantes de hoy y salgan a las calles y tomen sus universidades es una clara muestra de su concienciación política y de su necesidad de hacer algo que sus políticos, y los nuestros, no están haciendo: detener la masacre. El movimiento de protesta universitario se está expandiendo a otros países como Canadá y varios de la Unión Europea. En España han sido los estudiantes valencianos los primeros en unirse a la protesta. Ver a la policía estadounidense o a la francesa cargar violentamente contra los estudiantes me ha recordado, edad obliga, al grito que tenían nuestras protestas entonces: ‘¡Estudiantes con obreros, policías con banqueros!’ Los mamporros siempre los dan los mismos, las bofetadas siguen recibiéndolas los mismos.

Poco han tardado las voces ultraconservadoras en atacar a los estudiantes tachándolos de antisemitismo. No. Defender la vida de los inocentes es estar en contra de la barbarie, la cometan los judíos o los nazis. Y alzar la voz contra la parálisis estadounidense o europea que está permitiendo el asesinato diario de inocentes palestinos es algo que cualquier persona de bien debería entender y defender. EEUU no sólo veta en la ONU cualquier atisbo de condena a la política de Netanyahu o de defensa de los derechos del pueblo palestino, sino que sigue vendiendo armas a quienes tienen bula internacional para asesinar. Parece que las protestas estudiantiles pueden hacer que Biden pierda el voto joven y Trump gane las próximas elecciones. En la UE temen que en las elecciones de junio suba la ultraderecha, pero, por primera vez, Ursula von der Leyen abre la puerta a futuros pactos de gobierno a esos partidos fascistas. Que personas como Trump, Milei, o cualquiera de los demás fascistas puedan ganar unas elecciones habla mal, muy mal, de esta ciudadanía que entre todos hemos creado a la que le importa más que su equipo marque un gol que miles de niños sean asesinados cada día frente a su televisor.