Las obras maestras literarias son como el fumar, acortan la vida. Si de verdad tienen que leer alguna, háganlo con responsabilidad y moderación. Y no se enganchen, menos aún en verano aprovechando el tiempo libre, porque el ser textos de permanente actualidad, es como engancharse a un telediario. A la actualidad política. Yo estas vacaciones he fumado, desde luego, pero informativos y obras maestras no. Y aquí me tienen otra vez, tan campante. Como si nada. En lugar de leer a Dostoievski, me lo pasé en grande con Serguéi Dovlátov, escritor satírico ruso disidente de tamaño gigantesco. Dos metros medía el hombre. Y divertidísimo. Lo recomiendo, tanto si están de vacaciones como en horario laboral, porque lo de la lectura, es hora de que alguien lo diga, tiene que dar algún gusto, y si no, a otra cosa. Ya lo avisó Lichtenberg en sus magistrales Aforismos: «No hay lectura más infame que la de obras maestras».
Aquí me tienen, tan campante
Palma30/08/23 0:29
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1 comentario
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Estoy completamente de acuerdo que el verano no es para lectura sesudas, y en que leer obras maestras puede dañar la salud. Yo he dedicado el verano a releer las aventuras del detective anónimo de Eduardo Mendoza, un refugio seguro al que acudir siempre que uno quiere disfrutar del gozo de leer por puro placer.