A finales de los años noventa llegué al gimnasio Body Power porque regresé a la barriada de Palma que me vio nacer. Mi afición por las pesas se inició a mediados de los ochenta. Pasé diez años en el extinto gimnasio Apolo y tres en el Deltoides, otro auténtico gimnasio de barrio. En aquel tiempo, a veces iba a un gimnasio, entrenaba un día y me piraba. Me gustaba eso. Recorrí un montón de gimnasios así. Uno fue el Body Power y mis recuerdos datan del año 1992. En aquel momento, ya me quedé fascinado. El clima que se respiraba era inequívocamente de barrio, como bajar de casa al bar de la esquina a tomar unas tapas y unas cañas. La gente te hacía participar de aquel clima edificante y entusiasta. Los dueños animaban a construir ese ambiente en aquel momento indestructible. Se entrenaba duro y se reía mucho.
Congestión diaria
06/12/22 0:29
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