Alguien dijo que no se podía dar lo que no se tenía porque no se puede ofrecer lo que no se ha vivido. Esa tarde los pies me llevaron hasta el Templo de Debod en mi ciudad favorita, junto a París, Madrid. Las piedras milenarias de tiempos inmemoriales me recordaron que siempre tenemos las miras puestas en el futuro, sin embargo, nuestra alma está hecha de pedacitos del ayer porque incluso el hoy, mañana es ya pasado. Madrid es una ciudad vibrante donde venir a cargar energía, puedes mezclarte con la vorágine de la Gran Vía donde regimientos de personas andan con premura en el más absoluto anonimato. Puedes perderte por sus múltiples barrios y rincones secretos que se convierten en tuyos, o bien detener el tiempo en el pulmón verde que es el parque del Retiro. Sí, lo tiene todo, menos el mar, entonces pensé que lo que a uno le hace feliz a otro le sume en la tristeza, que al final, es lo que creas y lo que albergas en tu interior lo que te rescata.
Vivir de recursos
Palma04/05/22 3:59
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