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Como si fuera un globo hinchado por el aire del 'procés', Ciutadans fue creciendo exponencialmente a medida que el independentismo redoblaba su desafío y ha fracasado a la hora de consolidarse como ese «centro liberal» que quiso ser «bisagra» del bipartidismo tras su apuesta por ocupar el espacio del PP. De ser la lista más votada en Cataluña y una alternativa real para gobernar España, el partido naranja ha quedado sin representación en el Parlament tras desaparecer ya del Congreso y del resto de cámaras autonómicas, una hecatombe que ha tenido lugar en solo siete años.

1. Los orígenes (2005-2006)

«El Taxidermista» de la plaza Reial de Barcelona era el lugar habitual de encuentro de un grupo de intelectuales que comenzó a plasmar en 2005 su descontento con PSC y PP en varios manifiestos. Eran Ferran Toutain, Félix Pérez Romera, Francesc de Carreras, José Vicente Rodríguez Mora, Arcadi Espada, Teresa Giménez Barbat, Carlos Trías Sagnier, Ponç Puigdevall, Ana Nuño, Albert Boadella, Xavier Pericay, Félix de Azúa, Félix Ovejero e Iván Tubau.

Tras estrenarse como plataforma durante la campaña del referéndum del Estatut, la puesta de largo del partido tuvo lugar en el teatro Tívoli de Barcelona en 2006 y el liderazgo lo asumió Albert Rivera, un joven y desconocido abogado, exmilitante del PP.

2. Del desnudo al Parlament (2006-2010)

CS logró representación en el Parlament por primera vez en 2006, con tres diputados, tras hacerse un hueco en esa campaña con un cartel en el que, bajo el lema «Sólo nos importan las personas», Rivera posaba desnudo, tapándose los genitales con ambas manos.

En 2007, el líder del sector crítico, Luis Bouza-Brey, rompió el carné tras ser batido en un congreso por Rivera, que revalidó su mandato pese a la oposición de fundadores del partido como Albert Boadella, Teresa Giménez Barbat o Arcadi Espada. En aquel momento Ciutadans se inscribía en el «centroizquierda no nacionalista». Los inicios en la cámara catalana tampoco fueron fáciles: los otros dos diputados, José Domingo y Antonio Robles, abandonaron la formación antes de las elecciones europeas de 2009 al rechazar la coalición «Libertas», en la que CS compartió candidatura con formaciones euroescépticas y ultraderechistas de otros países.

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3. De la supervivencia a la consolidación (2010-2015)

Las turbulencias internas no evitaron que en los comicios catalanes de 2010 Ciutadans obtuviera nuevamente tres diputados. Fue una legislatura corta, que acabó precipitadamente tras las primeras manifestaciones independentistas multitudinarias y con un Artur Mas decidido a pilotar ese descontento. Los naranjas dieron su primer gran salto en 2012, al triplicar su representación en el Parlament: nueve escaños.

El fiel escudero de Rivera era Jordi Cañas, de tono implacable contra el secesionismo y una de las caras más carismáticas del partido. En las europeas de 2014, Juan Carlos Girauta y Javier Nart lograron escaño. Con un bipartidismo debilitado y Podemos al alza, Rivera consideró que había llegado el momento de presentarse a las elecciones generales, tras intentar sin éxito un pacto con UPyD.

4. Apogeo durante el 'procés' (2015-2017)

Inés Arrimadas lideró la candidatura en los comicios catalanes de 2015: CS superó los 730.000 votos y escaló hasta los 25 escaños, situándose por delante del PSC como primer partido de la oposición, ya con Carles Puigdemont al frente del Govern de Junts pel Sí.

Arrimadas, que se hizo fuerte como némesis del independentismo en una legislatura que acabaría con la declaración de independencia y la aplicación del 155 de la Constitución, llevó al partido a su cima en diciembre de 2017: 1,1 millones de votos y 36 escaños. Sin posibilidades de articular una mayoría parlamentaria -en manos del independentismo-, renunció a presentarse a la investidura. En paralelo, la apuesta de Rivera en Madrid parecía consolidarse: un primer pacto con Pedro Sánchez, condenado al fracaso por el rechazo de Podemos, dio lugar a la repetición electoral de 2016, tras la que los naranjas suscribieron un acuerdo de investidura con el PP de Mariano Rajoy.

5. Deserciones y debacle (2017-2024)

La hecatombe comenzó precisamente en Madrid. En los comicios de 2019 Ciudadanos le comió buena parte del pastel electoral al PP, hasta alcanzar 57 diputados -frente a los 40 de 2015 y los 32 de 2016-, una fuerza que habría sido suficiente para gobernar con Sánchez, pero no con los populares. Rivera, cuyo partido se iba decantando hacia la derecha al compartir gobierno con el PP en Andalucía, Madrid, Murcia y Castilla y León, se negó a pactar con Sánchez, lo que llevó a una repetición electoral en la que los naranjas se estrellaron: solo 10 diputados.

El castillo comenzó a desmoronarse: Rivera abandonó la política -ya lo habían hecho, o harían luego, dirigentes como Toni Roldán o Juan Carlos Girauta- y su lugar lo ocupó Arrimadas, que había llegado al Congreso en 2019 y buscaba sin éxito recuperar el papel de «bisagra» entre PP y PSOE. La caída era imparable y la puntilla fue una fallida moción de censura en Murcia contra el PP. En 2021, CS perdió 30 diputados de una tacada en Cataluña -hasta quedarse en seis-, antes de certificar su desaparición del Congreso en 2023. Este 12M, tras 18 años de presencia en el Parlament, desaparecen también de la institución que los vio nacer.