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Destacados dirigentes socialistas mostraron ayer su preocupación ante un posible desmoronamiento de la estructura del partido debido a la escalada de dimisiones de dirigentes territoriales, a las que se sumaron ayer la ejecutiva del PSOE aragonés y la dirección de la agrupación socialista de Ourense.

El portavoz parlamentario en funciones, Luis Martínez Noval, lamentó la sucesión de dimisiones en la estructura territorial que pueden suponer, a su juicio, que «el partido se venga abajo como un castillo de naipes». Mientras, Felipe González hacía un llamamiento a la calma recordando que el PSOE tiene casi ochos millones de votos y hay que dar una respuesta satisfactoria a estas personas que han puesto su confianza en el Partido Socialista.

Y es que la dura autocrítica lanzada ayer por el secretario regional del PSOE-Aragón, Isidoro Esteban, al presentar la dimisión y la de su ejecutiva ha calado hondo. Esteban argumentó esta decisión en la «debacle» electoral, denunció que «desde importantes sectores de la estructura del partido se ha boicoteado cualquier intento de racionalizar y sanear la vida del partido».

En su intervención apreció que el partido está instalado en la «anomia, desmovilizado con escasa militancia real, alejado de sectores dinámicos todo ello en aras de una política autista, endogámica en la que la lucha por el control de los órganos internos son un fin en si y para sí mismo». el presidente del PSOE-Aragón, Juan Alberto Belloch, calificó la dimisión de Esteban, de «precipitada, por lo que le pido encarecidamente que reflexione y la rectifique». El presidente de la Junta de Castilla-La Mancha, José Bono, ha entrado de pleno en el debate sobre la sucesión de Joaquín Almunia, después de la remodelación de su Gobierno, interpretada en varios sectores políticos como un paso hacia Madrid. Bono ni se postula ni se excluye de la lista, si bien ha asegurado que no considera necesario que el cargo deba ocuparlo un diputado dada la mayoría absoluta «tan firme» que tiene el PP en el Congreso. Asimismo pide personas con experiencia y nivel político bajo para la gestora para evitar que sea un preludio de la nueva ejecutiva.