Patricia Veiret sosteniendo el certificado americano. | Pere Bota

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En agosto de 2023, Patricia Veiret, sobrina segunda de Pilar Sureda Sackett heredó Ca’s Potecari, una finca que ha pertenecido a la familia Sureda desde 1930. Haciendo limpieza, ella y su marido, Mateo, encontraron algo que les sorprendió bastante, un certificado del Departamento de Guerra de Estados Unidos agradeciendo a Eleanor Sackett, viuda de Jacobo Sureda, su participación en la producción de la bomba atómica.

Eleanor Sackett era una neoyorquina, hija de un rico banquero, que vino de viaje a Mallorca con su marido, una prima y una amiga. Conoció a la familia Sureda y se quedó prendada de Jacobo, uno de los hijos de la conocida pintora Pilar Montaner. Se divorció de su marido y se casó con Jacobo en 1929, en París.

Después se vinieron a Mallorca a vivir a una casita en Establiments que tenía el techo caído, «se veía el cielo desde dentro», dice Patricia. Cuando los padres de Eleanor vinieron a visitarla y vieron las condiciones de la casa se quedaron espantados y le compraron la finca de Ca’s Potecari, en Génova, a ella y Jacobo.

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Jacobo y Eleanor en Ca's Potecari.

Él era poeta y pintor y padecía tuberculosis, motivo por el cual viajaba asiduamente a un sanatorio de Düsseldorf, donde conoció un foco cultural que orbitaba alrededor de una mujer que era pastelera y daba crédito a artistas en su pastelería. Ahí se forjó la Joven Renania, una asociación de intelectuales fundada en 1929 formada por personalidades como Otto Dix, Max Ernst y Werner Heuser, entre otros.

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Jacobo falleció muy joven, con 34 años en 1935. Él y Eleanor tuvieron una hija, Pilar Sureda Sackett. Tras enviudar, Eleanor regresó a Estados Unidos con su hija, donde vivieron permanentemente hasta 1947, primero en Nueva York y luego en Connecticut. Ese año regresaron a Mallorca para ocupar la finca que había estado alquilada mientras tanto por artistas, como Archie Gittes, Jean George Cornelius y los hermanos Pedro y Pazzis Sureda. Desde ese momento madre e hija pasaron estancias en Ca’s Potecari y en una casa que tenían en el estado de Connecticut.

Bakelite Corporation

La Gran Depresión del 29 y la muerte, también, de su padre, obligaron a Eleanor a ponerse a trabajar. Acabó como secretaria en una compañía de baquelita, Bakelite Corporation, propiedad de Leo Hendrik Baekeland, un químico de origen belga conocido por ser el inventor de plástico.

La sorpresa llegó para Eleanor cuando un buen día recibió por correo un documento del Departamento de Guerra estadounidense donde se le agradecía su participación en el desarrollo de la bomba atómica: «Esto es un certificado de que Eleanor Sackett Sureda ha participado en un trabajo esencial para la producción de la Bomba Atómica, contribuyendo de este modo al final exitoso de la II Guerra Mundial. Este certificado es un galardón por el efectivo servicio», rezaba la hoja de papel datada a 6 de agosto de 1945 -fecha en que se lanzó el proyectil nuclear en Hiroshima-, y firmada por el secretario de Guerra estadounidense, Henry L. Stimson.

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El certificado original.

Probablemente Eleanor recibió este reconocimiento puesto que la empresa en la que trabajaba colaboró en la elaboración de la bomba, sin embargo ella no lo supo hasta que tuvo el certificado. No debía estar orgullosa, ya que su hija Pilar lo descubrió al vender la casa de Connecticut, tras la muerte de su madre en 1975, donde se encontraba el certificado escondido entre papeles.

Pilar tampoco sacaba pecho sobre la anécdota: «Hablando un día con ella del tema se enfadó muchísimo. No se enorgullecía de esto para nada», dice Patricia. Ahora, tras décadas cogiendo polvo, el matrimonio ha colgado el papel en la pared de uno de los pasillos de Ca’s Potecari.