Joana Llobera es una de las mallorquinas centenarias que el próximo día 8 de abril soplará las velas de su 108. | P. Pellicer

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Hace años se identificaron cinco áreas en el mundo en los que muchas personas sobrepasan, de forma consistente, los cien años: Ikaria (Grecia), Cerdeña (Italia), Nicoya (Costa Rica), Loma Linda (California) y Okinawa (Japón). ¿Podría Baleares sumarse a esta lista? Eso intenta averiguar la doctora Marta González-Freire, junto al grupo TRIAL (las siglas en inglés de Investigaciones Transnacionales de Envejecimiento y Longevidad) gracias al programa Synergia del IdiSBa. Han puesto en marcha un estudio reciente que quiere desvelar si las Islas son también una región llamada ‘zona azul’, algo que a priori las cifras parecen avalar: hace dos años sólo en Mallorca había 7.000 personas nonagenarias y otras 255 superaban los cien años.

«En mi grupo estudiamos el envejecimiento y yo tenía la curiosidad por ver cuánta gente superaba los 90 en Baleares, la población es enorme y la ratio es de un hombre por cada tres mujeres», explica la doctora Marta González.

La mayor concentración de gente mayor se da en Palma e Inca por su población y en municipios más rurales como son sa Pobla y Santa Margalida. La investigación se ha iniciado en Mallorca y más concretamente ven el hospital de Inca, donde ven a muchos pacientes mayores con lesiones de trauma.

«Suele ser gente que lleva toda la vida trabajando en el campo, sin apenas salir del pueblo, pero también hay inmigrantes que están aquí desde hace 30 o 40 años, por eso es importante averiguar cuánto de longevidad se debe a lo genético y cuánto al modo de vida», explica la especialista.

A las personas que van identificando se les realiza una entrevista en el mismo hospital. «Les pasamos un cuestionario donde se les pregunta si se acuerdan de cuándo murieron sus padres (porque hay una amplia proporción hereditaria); si han nacido en la Isla o cuanto tiempo llevan aquí y de dónde son; también sobre su alimentación, deporte, cuánto duermen… Alguno camina cada día 3 horas», explica la doctora González. Por otra parte se les hace una analítica de sangre «muy completa, para conocer la parte genética y epigenética».

En esa misma entrevista se les revisa la función cognitiva y se les hace un test de capacidad funcional en el que se mide la velocidad de la marcha, la presión manual o la composición corporal, «porque con el envejecimiento todo cambia», asegura. «Son factores que predicen la mortalidad y que nos dan una idea de lo bien que están», añade. Porque no sólo se trata de ser mayor, sino de llegar bien.