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Fue la última fiesta del Estatut de la legislatura. Y del milenio. Para tan magna ocasión, el president del Parlament, Joan Huguet, decidió que había llegado el momento de cambiar los canapés de toda la vida para incluir un surtido variado y diferente. Este variadito de canapés lo disfrutaron preferentemente políticos y más preferentemente los candidatos. Maria Antònia Munar, de un rosa subido, estaba encantada porque en la cursa del cos (casi) había ganado el jinete de Costitx que para más inri cabalgaba sobre un ejemplar llamado Truji. Y ahora tengo un problema porque no sé si Truji lo tengo que poner también en negritas.

A Francesc Antich casi ni se le vio y Pere Sampol aprovechó que había bajado hasta Palma desde su Montuïri natal para presenciar en directo el espectáculo del Born. A la vista del éxito de convocatoria, los nacionalistas están dispuestos a ampliar los festejos el año que viene durante una semana. Si gobiernan, claro.

No se sabe si por azar o por intención, Rafael Perera y Eberhard Grosske escucharon juntos el discurso de Joan Huguet. Los hijos del president, Aina y Joan, se subieron al estrado de la Mesa del Parlament para escuchar el parlamento de su padre. Su hermano, Llorenç Huguet, rector de la UIB para más señas, fue otro de los familiares que escucharon al president.

Entre los ex, destacó la presencia de Gabriel Cañellas, aunque no estuviera en la celebración.