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El presidente electo de Rusia, Vladímir Putin, demostró ayer su influencia en el Parlamento ruso. Sólo le fue necesario enviar una carta a los senadores, transmitiéndoles su deseo de ver destituido al fiscal general Yuri Skurátov, para que la mayoría absoluta de la Cámara le cesara. El principal afectado por las investigaciones de Skurátov, el ex presidente Borís Yeltsin, solicitó tres veces el cese del fiscal el pasado año, y en ninguna de las tres fue apoyado.