BMW decidió quedarse de Rover el nuevo Mini, que saldrá al mercado el próximo año.

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EFE - FRÀNCFORT/LONDRES De esta forma BMW, como pionero de las fusiones en el sector del automóvil, pone fin a una aventura que ha generado varios miles de millones de euros de pérdidas y que amenazaba la existencia de la propia casa matriz.

La firma germana mantendrá en su poder la marca Mini, cuyo nuevo modelo no se producirá en la planta de Birmingham, sino en una fábrica de Oxford a partir del 2001, señaló ayer la empresa en un comunicado al término de la reunión de su Consejo de Supervisión.

El fabricante alemán indicó que las pérdidas de Rover en 1999 llegaron a los 1.207 millones de euros (unos 200.000 millones de pesetas), comparado con los 1.870 millones de euros de 1998, debido a cuestiones relacionadas con el mercado, los tipos de cambios y a las medidas de reestructuración de esta marca. BMW obtuvo unos beneficios en 1999, pese al retroceso de Rover, de 663 millones de euros, frente a los 462 del año anterior y repartirá un dividendo por acción de 0'40 euros.

El consorcio aseguró en un comunicado que continuará suministrando componentes para el nuevo modelo 75 de Rover y «dará el apoyo necesario a Alchemy en todos los sectores y en las cuestiones necesarias». Tras la conclusión de las negociaciones para la venta de Rover y MG al grupo inversor británico, ambas marcas se fusionarán en una sola empresa bajo dirección de la compañía del Reino Unido.

El principal accionista de BMW, la familia Quadnt, confirmó que fueron relevados de sus puestos tres altos cargos, que se habían incorporado a la dirección hace apenas un año. Se trata del responsable de ventas del grupo, Heinrich Heitmann, del de desarrollo, Wolfgang Ziebart, y del de producción, Carl-Peter Forster.

La prensa alemana había adelantado que estos despidos estaban directamente vinculados a las diferencias en el seno de la dirección de la marca para solucionar los problemas causados por Rover. Un portavoz de los Quandt afirmó que la venta de Rover no trastocará en ningún modo su participación en BMW y rechazó los rumores sobre la posible venta de las acciones en poder de la familia.

Hasta ahora se desconocen los aspectos de la venta, aunque según algunos medios, la firma alemana estaría dispuesta a pagar «una suma significativa» por desprenderse de su filial deficitaria. Desde 1994, BMW ha invertido unos 6.000 millones de euros en la compra y el proyecto de saneamiento del grupo Rover, sin haber percibido nunca beneficios en este periodo.