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Albert Boadella desembarca en Palma los días 8, 9 y 10 de octubre con la artillería pesada de Els Joglars para presentar en el Auditòrium La Cena, un cuento medioambiental que arranca con el aliño de Las Cuatro Estaciones, de Vivaldi, y en el que el dramaturgo vierte toda su sátira sobre el falso ecologismo político y el cambio climático. El menú es una cena que el gobierno español ofrece para despedir a los mandatarios mundiales que han participado en un encuentro medioambiental.

Tras 49 años en la compañía privada más antigua de Europa, Boadella dice que con La Cena ha «aprendido a sintetizar». De ahí que sea más mordaz que nunca. «El tema lo requería», afirma. «El falso ecologismo es una nueva religión sobre la que hay mucho que decir».

Y así empieza la historia. Fue en su casa de Jafre, en el Ampurdà, Girona, cuando se sintió «provocado» ante la «impostura» de personajes como el ex vicepresidente de los Estados Unidos, Al Gore.

Boadella, que vive rodeado de los más de 200 árboles que él mismo ha sembrado y abona, en parte, con los residuos que genera, habla sobre este montaje desde «la moral propia». Lo hace para denunciar cómo «los políticos nos venden que estamos destruyendo el planeta con nuestro sistema de vida y al mismo tiempo nos incitan al máximo consumo. ¿Cómo se cena esto?», se pregunta. «Àfrica no destruye el planeta. No tiene con qué», concluye.

Para el dramaturgo, «el cambio climático es un problema en gran medida derivado del consumismo. El consumo es el verdadero problema. Pero ¿Quién lo frena?... No interesa». Es por ello que «La Cena es un cuento en el que los únicos que cenan son políticos».

Boadella, un no nacionalista de izquierdas autoexiliado de la escena catalana, considera que en los últimos tiempos existe una forma de hacer política en la que los gobiernos se meten en todos y cada uno de los resquicios de la vida civil. «Nunca había habido tanta legislación», asegura. «Vivimos un momento en el que parece que disfrutamos de grandes libertades, pero en la práctica, cada vez nos privan de más cosas», apunta. Cada vez estamos más conducidos. Lo que le lleva a pensar en que, «posiblemente, no seamos tan libres».

Es por ello que él sigue manteniéndose firme a su receta tradicional para el teatro. Una receta servida desde la sátira y la libertad porque entiende que «el teatro siempre ha de vincularse con la realidad que vivimos y ha de ser eficaz e higiénico».

En breve, en diciembre, Boadella empieza con la obra del 50 aniversario de la compañía, «que bien podría ser un homenaje a nosotros mismos, ¿por qué no?». Aunque, de momento, lo único que tiene claro es su mutis de la escena catalana. «Ni con La Cena, ni con otra obra». Els Joglars no volverán a la cartelera catalana.