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Precedido de un apellido como Chillida, Pedro Txillida, uno de los dos hijos del famoso escultor dedicado a a la creación artística, expone en la galería Gabriel Vanrell para la decimotercera edición de la Nit de l'Art.

El eje primordial de la obra es su devoción por la materia, el volumen y el tratamiento de la idea del espacio a través de la composición que desvela una mezcla de fragilidad y robustez. En la veintena de lienzos predomina la figura humana y el uso de relieve a través de la arena, que los dota de un volumen constructivo, apenas perceptible en algunos casos y explícito en otros.

Como parte del proceso, Txillida incluye textos manuscritos que aportan la referencia de la obra al mundo del autor, a la par que abren la posibilidad de interpretación al espectador.

Por lo que hace a la docena de esculturas de la muestra, el hierro, la piedra y la madera son los materiales básicos que utiliza este artista vasco.
«Me compré una yegua y a raíz de eso he realizado varias esculturas y lienzos de ella. Mi próxima escultura será un caballo de cinco metros», señala Txillida.