714 minutos y muy poco fútbol. Ariel Miguel Ibagaza, bautizado en Buenos Aires como el caño, está bajo sospecha. Introvertido y de diálogo casi monosílabo, este mediapunta formado en Atlético Lanús y que llegó a Mallorca con cartel de jugador intuitivo, imprevisible y escurridizo, se ha convertido en el gran fracaso del club balear. Avalado por Héctor Cúper "fue una de sus apuestas personales", Ibagaza anda muy lejos de ser el jugador desequilibrante e imaginativo que se vendió desde Argentina. No tiene gol, no tiene presencia física y su último problema físico parece haberle dejado sin ritmo y velocidad. Nada le sale bien. Telegrafía sus regates y parece haber perdido su habilidad para mentir sobre el rectángulo de juego. Impreciso a más no poder, la punta del rombo del Mallorca reclama acomodo en el banquillo de madera.
RCE Mallorca
¿Por qué sigue confiando Cúper en Ibagaza?
Ariel Ibagaza, una de las apuestas personales de técnico rojillo, está bajo sospecha: no tiene pegada y su fútbol no convence a nadie
06/01/99 0:00
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