Una fachada de Valldemossa. | Andres Nieto Porras

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Muchos rankings se han hecho sobre cual podría considerarse el pueblo más bonito de Mallorca. Aunque para gustos colores, la prestigiosa revista de National Geographic lo tiene claro y ha publicado su listado actualizado de los lugares con más encanto de toda España, donde aparecen cuatro municipios de la Isla. Todos ellos combinan historia, naturaleza y cultura, además de ofrecer experiencias únicas a aquellos que se adentran entre sus calles. Los seleccionados para este 2025, que no ha hecho más que empezar, son Pollença, Valldemossa, Deià y Fornalutx.

Fundado en la época romana, Pollença ha mantenido intacta su esencia a lo largo de los siglos. Su casco antiguo, con calles empedradas y fachadas de piedra, ofrece un paseo por la historia donde se entrelazan edificios de la Edad Media y elegantes residencias señoriales. La Plaça Major, es un punto de encuentro vibrante, rodeado de cafeterías y restaurantes que invitan a disfrutar de la gastronomía local mientras se admira la iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles, una joya arquitectónica del siglo XIII. Y es que no es coincidencia que un pintor como Joaquín Sorolla se paseara por este pueblo ya que tiene todo lo necesario para salir enamorado de él.

Valldemossa tampoco podía faltar en el listado de National Geographic. Hasta allí llegaron George Sand y Frédéric Chopin a bordo del vapor El Mallorquín a Mallorca en noviembre de 1838. Se alojaron en la cartuja de Valldemossa y fue a partir de esas vivencias, cuando George Sand escribió Un invierno en Mallorca. Por este complejo, que todavía a día de hoy se puede visitar, pasaron artistas de la talla de Rubén Darío, Santiago Rusiñol o Jorge Luis Borges. Además de su historia cultural, este pequeño pueblo de la Serra de Tramuntana enamora por su encanto y es uno de los lugares imprescindibles que visitar en Mallorca, sus pequeñas calles empedradas y, también, por su gastronomía. Cualquiera que visité este lugar no puede irse sin probar sus deliciosas cocas de patata.

El tercer lugar lo ocupa Deià, otro pequeño pueblo de la Serra de Tramuntana. En 1893, a Santiago Rusiñol el pueblo le pareció como un belén. El famoso pintor y escritor volvió fascinado por el paisaje de la Serra, aunque no fue el único, Robert Graves también pasó por allí. Detrás suyo fueron llegando artistas, escritores, bohemios y, en general, gente que quería vivir en contacto directo con la naturaleza. Fueron años mágicos, de los que algo queda. Hoy en día la casa de Graves se ha convertido en un museo situado en la carretera.

Vista general de Deià.

También aparece en el listado el que durante años ha sido considerado uno de los más bellos de la Isla: Fornalutx. Sus callejuelas estrechas y empedradas lo convierten en un lugar de cuento para aquellos que los visitan. Según la tradición, las tejas acogían diferentes dibujos de elementos geométricos, vegetales, animales o humanos.