La playa de guijarros bajo el acantilado. | Teresa Ayuga

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Entre los enclaves más agrestes de la geografía litoral de Mallorca, aunque de fácil acceso, encontramos uno de los lugares con encanto del verano, la Cala de Estellencs. Perteneciente a uno de los pueblos más pintorescos y tranquilos de la Isla, es accesible a través de una angosta carretera no apta para vehículos grandes, y que por fortuna ha conservado el encanto de antaño, ya que se halla inmersa en un paraje de gran belleza.

Aquí, bajo los acantilados de tonos rojizos, donde mana un torrente que hace las veces de ducha improvisada, podemos disfrutar de uno de esos rincones fuera del tiempo donde disfrutar de la naturaleza en su faceta más salvaje.

Aunque muy concurrida durante los meses de pleno verano, especialmente los fines de semana, la experiencia de bañarse en sus aguas cristalinas de fondo pedregoso y ante al mar abierto que baña la costa de Tramuntana, merece la pena. Además también tenemos la posibilidad de tomar algo en el chiringuito que, ubicado estratégicamente en una terraza sobre la playa, ofrece unas vistas panorámicas de la Cala. La experiencia de nadar aquí resulta muy distinta y mucho más en contacto con el entorno natural, frente a la más usual posibilidad de una playa de arena. Se trata sin duda de un rincón especial.