La familia al completo, ante la piscina de su segunda residencia, que se encuentra en Alcúdia.

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Para los que les resulte extraño el concepto de ‘intercambiar casa’, que sepan que hoy en día ya no es nada raro ni excepcional. Hay quien lo hace mediante intercambio recíproco (el habitual, casa por casa) o intercambio no recíproco (a cambio de GuestPoints). Esta opción es la que eligieron Tolo Pericás y su mujer, Catalina, desde hace algo más de año y medio. Hace 20 años construyeron dos casas en Alcúdia en una superficie de 10.000 metros cuadrados. Durante los dos primeros años la usaron a menudo, pero, al final, decidieron sacarse la licencia para alquiler vacacional en verano y formar parte en invierno de la lista de viviendas que posee la plataforma HomeExchange, que cuenta con más de 400.000 casas en 187 países y tiene la peculiaridad de poder viajar con puntos.

Baleares es una de las comunidades que más solicitudes presenta este otoño, con 1.773 reservas. Encabezan la lista Andalucía, con 4.643, y Catalunya, con 2.720. El sistema es muy sencillo. «En la plataforma, cada casa tiene un valor en GuestPoints –la nuestra es de 263 puntos, con un máximo de 280– y existe la posibilidad de alojarse usando los puntos». La persona que aloje en su casa recibirá GuestPoints (tantos como puntos valga su casa por el número de noches que esté su invitado). «Por ejemplo, si viene alguien una semana, acumulamos 1.841 puntos, que podemos utilizar para disfrutar de otra vivienda incluida en la plataforma. Ya hemos viajado dos veces a Menorca, Gerona... y Victoria, una de las hijas, a Bilbao. Estamos encantados con esta fórmula. Nosotros dejamos limpia la casa, con sábanas y toallas y un paquete de bienvenida. Después, se acuerda el pago de la limpieza de ropa», afirman.

Existe la posibilidad de que las casas sean principales o secundarias (segunda vivienda). En el caso de viviendas principales, si el anfitrión decide recibir al invitado y no se encuentra de viaje en ese momento, ambos compartirán vivienda (como un AirBnB). En el caso de la familia Pericás, utilizan la segunda vivienda, a la que no le falta de nada: piscina, un gran jardín, zona de barbacoa, mini golf, un amplio porche, dos piezas separadas… con una capacidad para ocho adultos y dos bebés. «Contactan con nosotros familias y jóvenes. Muchos franceses en invierno, tal vez por la conexión por mar desde Alcúdia con el sur de Francia», afirma Victoria. «Por el momento, tenemos muchísimas solicitudes, tenemos que decir que no muchas veces», añade Tolo. Ahora tienen acumulados 5.000 puntos, pero no pueden viajar todo lo que quisieran por la COVID-19.

Dos años

Tomeu Llompart y su familia también participan en esta plataforma. «Me enteré por un compañero de trabajo que llevaba tiempo haciendo intercambios. Fuimos en un crucero que terminó en Copenhague. Se me encendió la bombilla y nos pudimos quedar allí unos días. No es algo sencillo. Tienes que enviar muchos emails, pero al final sale».

Tomeu sólo ha disfrutado de un intercambio recíproco. Fue con su primera vivienda (una planta baja en Alcúdia reformada, con terraza, tres habitaciones y tres baños). «Llevamos dos años en la plataforma y la experiencia es buena. Hemos viajado a Andorra, Valencia... Hay más plataformas que hacen intercambios de viviendas pero, por lo que sé, ésta es una de las pocas que te ofrece puntos por ofrecerla. Eso quiere decir que no tienes por qué ir a casa del que ocupa tu domicilio, sino a la vivienda que tú quieras», añade.