¿Hambre fisiológica o emocional? Un nutricionista revela las cuatro preguntas que te tienes que hacer para diferenciarlas

El estrés, la tristeza, el aburrimiento o los estímulos ambientales pueden generar esta sensación

Un experto da las claves para diferenciar si se sufre hambre fisiológica o emocional | Foto: Foto de Robin Stickel

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Una dieta equilibrada es fundamental para disfrutar de un buen estado de salud. Cuando nuestro cuerpo necesita alimentos se manifiesta el hambre, pero esta no siempre se produce por la falta de energía. Tal y como explica el nutricionista de la Clínica Rotger Carlos Dorado, «nos encontramos con que mucha gente come y en realidad no tiene hambre». Esta situación se produce por la denominada hambre emocional: «El hambre fisiológica viene dada por la necesidad real de nutrientes y suele aparecer de forma gradual tras horas sin comer. El hambre emocional viene por el estrés, la tristeza, el aburrimiento o por estímulos ambientales como la publicidad y el olor».

De este modo el experto explica que es clave saber diferenciarlas, y para ello propone cuatro preguntas a sus pacientes. La primera es: «¿Cuánto tiempo ha pasado desde mi última comida?» Si la respuesta es más de 3 o 4 horas, seguramente se trate de hambre real. En segundo lugar debemos pensar: «¿Puedo esperar a comer algo más tarde sin urgencia?»: en caso afirmativo, será hambre fisiológica. La tercera cuestión que nos debemos plantear es: «¿Mi cuerpo realmente necesita ‘combustible’ o solo busco consuelo?».

Y por último, y casi la pregunta más reveladora: «¿Podría comer una ensalada?». Si no es así, probablemente se tratará de hambre emocional. Y es que saber diferenciar si la necesidad de alimentarse surge por emociones, es fundamental para evitar posibles problemas de salud. Las personas que sufren hambre emocional buscan en la comida una forma de encontrar sensaciones agradables con el objetivo de buscar alivio y consuelo. Aunque se produce un bienestar inmediato, puede convertirse en un sentimiento de culpa o vergüenza.

En el caso de sufrir hambre emocional, es importante ser consciente de las causas del problema y tratar de identificarlas con el objetivo de buscar un tratamiento psicológico y un seguimiento nutricional especializado. Pero ¿cuántas comidas se deben hacer al día? Carlos apunta a que no tiene una respuesta que sirva para todas las personas: «Dependerá de las preferencias del paciente: entre tres y cinco tomas diarias suelen ser suficientes para la mayoría de adultos. Pero los estudios demuestran que no hay una cosa mejor que otra, depende de la persona».

El agua también es fundamental para cuidar el cuerpo: «Constituye entre el 50 y el 60 del peso corporal y es fundamental para las funciones vitales como el transporte de nutrientes, la termorregulación, el soporte de reacciones bioquímicas… Una buena hidratación va a ser cable tanto en ayunas como a lo largo del día». Así tomar al despertar «entre 250 y 300 mililitros de agua puede ayudar a restablecer el volumen plasmático, la función renal matutina y favorecer la diuresis de metabolitos nocturnos (compuestos de deshecho). Estudios oficiales señalan que las mujeres deben consumir de dos a dos litros y medio de agua (incluyendo el agua que hay en los alimentos), una cantidad que en los hombres asciende a entre 2,5 y 3,5 litros al día».