En este sentido, argumenta que «las distintas dimensiones del sueño, y no sólo su duración, son claves para reducir riesgos relacionados con la salud cardiometabólica, tales como la obesidad, la hipertensión y los niveles elevados de colesterol y azúcar en sangre. March precisa que la mayoría de los adultos necesitan dormir de 7 a 9 horas cada noche.
El prestigioso especialista sostiene que dormir bien es tan importante como tener una dieta equilibrada, practicar deporte con regularidad, mantener un peso saludable, controlar los niveles de colesterol y azúcar en sangre, monitorear la presión arterial y evitar la exposición a la nicotina. «El sueño tiene una función biológica esencial, ya que resulta crucial para la prevención y control de varias enfermedades. Las alteraciones e interrupciones del sueño que afectan la calidad y cantidad de horas que descansamos cada noche, no solamente causan somnolencia, fatiga, debilidad o dificultades para concentrase sino que, además, tienen el potencial de causar y o empeorar afecciones de salud existentes». March insiste en la importancia de dormir bien y da las siete claves que garantizan que es de calidad.
1. Duración del sueño. La cantidad de horas que una persona descansa cada noche es uno de los principales determinantes de su salud. Sus efectos negativos ya se han señalado al inicio de esta noticia.
2. Continuidad del descanso. El descanso interrumpido, como los despertares nocturnos frecuentes o la apnea obstructiva del sueño, está vinculado con un mayor riesgo de fibrilación auricular, infarto de miocardio, hipertensión arterial y resistencia a la insulina.
3. Horario de ir a dormir. El horario de sueño se refiere a la hora a la que una persona se acuesta cada día. Aunque la investigación sobre este tema es limitada, los estudios indican que acostarse a medianoche o más tarde está asociado con un mayor riesgo de obesidad, resistencia a la insulina e hipertensión. En general, un horario de sueño subóptimo se vincula con un aumento de los factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares.
4. Satisfacción del sueño o percepción personal sobre la calidad del descanso. Estudios recientes muestran que una menor satisfacción con el sueño se relaciona con presión arterial alta, arterias rígidas, enfermedad coronaria y una presión arterial nocturna que no disminuye adecuadamente
5. Regularidad del sueño. La estabilidad en los patrones de sueño es fundamental. El jetlag social, que ocurre cuando el sueño varía entre los días laborales y los fines de semana, se asocia con un mayor riesgo de obesidad, enfermedades cardiovasculares y presión arterial alta. Además, un horario de sueño más regular se vincula con un menor riesgo de muerte cardiovascular y diabetes tipo 2.
6. Funcionamiento diurno. El funcionamiento diurno se refiere a la capacidad de mantenerse alerta y despierto durante el día. La somnolencia excesiva durante el día, un indicativo de un sueño de mala calidad, está estrechamente relacionada con enfermedades cardiovasculares, accidentes cerebrovasculares y muertes prematuras por diversas causas.
7. Arquitectura del sueño. El descanso nocturno no es homogéneo. Se compone de diferentes etapas, como el sueño REM y no REM, y las interrupciones en estos ciclos pueden alterar el metabolismo. Un análisis de estudios combinados indicó que interrumpir el sueño no REM, también conocido como sueño de ondas lentas, condujo a mayores niveles de resistencia a la insulina en comparación con el sueño ininterrumpido.
1 comentario
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Ganas de alarmar a la gente. Este médico no se da cuenta que haciendo estas afirmaciones lo que hace es crear ansiedad a la hora de irse a dormir a las personas que tienen dificultades para ello. Desconozco los conocimientos de este médico, pero creo que es más teórico que práctico. El ictus y el infarto vendrá por la ansiedad, por motivos metabólicos, no por dormir 5 horas o 6 horas, en el sueño juega la calidad no atiborrarse de pastillas para dormir 7 horas. Ya basta de crear miedos.