El rechazo provoca dolor, sensación de vacío, baja autoestima, etc. | @ wirestock

TW
1

Gustar a los demás siempre ha sido uno de los objetivos de los seres humanos. Sin embargo, con la proliferación de las redes sociales esto se ha incrementado y el miedo al rechazo es una sensación que puede complicarle la vida a muchas personas. «Dolor, sensación de vacío, baja autoestima, sentirnos poco valorados… son algunos ejemplos de los sentimientos que general el rechazo», expone la coach personal y de salud, Marga Almarcha.

«En algún momento de nuestra vida habremos podido experimentar esa sensación desagradable de dolor que recorre nuestro cuerpo y que se instala dentro de nosotros haciéndonos sufrir. Si nos remontáramos a la adolescencia, más de uno tendríamos miles de ejemplos para comentar; pero, sin duda, es en la edad adulta cuando un rechazo se puede vivir más intensamente porque nuestra mochila está más cargada de experiencias y vivencias de todo tipo que nos hacen estar más vulnerables», señala.

La coach explica que «esta situación, habitual tanto en hombres como en mujeres, está al orden del día; sobre todo teniendo en cuenta que cada vez es más fácil conocer a personas a través de apps y establecer vínculos. Si le añadimos las expectativas que podemos poner en ello o la idealización que hacemos de la otra persona, nos podemos encontrar en una situación todavía más vulnerable». Además, advierte que «las emociones que van unidas al rechazo se pueden ver amplificadas si se ha sufrido situaciones anteriores parecidas, lo que hace que se genere un discurso interno que puede perjudicar nuestra autoestima y nuestro autoconcepto. En definitiva, lo que pensamos de nosotros, cediendo nuestro poder personal a lo que pensamos que la otra persona opina de nosotros. En este momento, sentimientos como frustración, impotencia, tristeza… se mezclan haciéndonos vivir temporalmente desde la desdicha».

Uno de los riesgos de esta situación es que «poco a poco, podemos entrar en un círculo vicioso donde se entrelacen los pensamientos negativos y en bucle; una constante infravaloración, sentimientos encontrados, etc. En resumen, estamos ante una situación de la que tenemos que hacer el duelo y recuperarnos si queremos avanzar».

Cómo superar el rechazo

Almarcha destaca que es «importante saber identificar qué es lo que estamos sintiendo, en relación con lo que estamos viviendo. Es decir, si sentimos tristeza averiguar de dónde viene. ¿Por la relación rota o por las ilusiones que yo me había creado sobre ella? Identificar esas diferencias puede resultar muy útil para darnos cuenta de nuestro diálogo interno y parar todos esos pensamientos catastróficos, que pueden venir de la mano de la ruptura que no entendemos. Es fundamental identificar qué pasos seguir a partir de ese momento y, sobre todo, evitar se extendían a relaciones futuras».

La coach aconseja que «para sobrellevar el rechazo, ayuda mucho valorar el total de lo vivido. Es decir, darle la dimensión que toca, tanto a lo bueno como a aquellos momentos que no han sido tan agradables. Si empezamos a sacar punta y mirar con lupa cada detalle, cada pequeño comentario que hubo y querer buscar el por qué nos vamos a desesperar porque en muchas ocasiones no lo vamos a entender».

Otra de las claves es «ser amables con nosotros mismos y no sobredimensionar ciertos comentarios que en algún momento nos han podido herir, es decir, no llevarlo al terreno personal». Además, insta a intentar salir y no aislarse. «Es importante que te sigas relacionando y sigas manteniendo tu vida social; así se aligerará la típica sensación de que el mundo se te ha caído encima, que a veces se puede tener y que tanto bloqueo causa».

«Reconócete y valora lo que eres para reforzar tu autoestima, que se ha podido ver mermada con esa experiencia. Y, sobre todo, resetea para que no te influya en relaciones posteriores. Es una buena oportunidad para conocerte mejor y saber cuáles son tus límites, prioridades en una relación, peticiones, gestión de las emociones… y todo lo que te pueda ayudar para la próxima vez vivirlo diferente», añade.

A su modo de ver, «el rechazo nos puede ayudar a aprender y a darnos cuenta de ciertos patrones de comportamiento normalizados, enfocados a agradar a la otra persona; que normalmente va orientada a buscar en su respuesta y comportamiento una valoración y reconocimiento que solo depende de nosotros mismos. Aprender de las cosas que no han funcionado y que han dependido de ti es necesario para que puedas responsabilizarte y generar cambios. A lo mejor, no evitarás de nuevo que te rechacen, pero si podrás construir relaciones más éticas y sanas y recuperarte antes».