Es necesario combinar una buena alimentación con ejercicio regular, teniendo fuerza de voluntad y constancia.

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Conseguir un vientre plano es el objetivo que se marcan muchas personas a la hora de ponerse a hacer ejercicio y, aunque muchos ejercicios específicos para ello, la alimentación, la motivación y la constancia son algunas de las claves adicionales para conseguir resultados.

De hecho, no existe ningún producto ni rutina milagrosas que consigan un vientre plano sin esfuerzo y dedicación. Además, el tiempo que necesitará cada persona para notar los resultados y conseguir el objetivo va a depender mucho de los factores genéticos, de la constancia y ritmo del entrenamiento y, también, de la dieta.

En primer lugar, es necesario establecer una dieta sana y equilibrada, lo que no significa dejar de comer. Hay que incluir en la dieta todos los nutrientes necesarios para el correcto funcionamiento del organismo, así como aquellos que aporten la energía necesaria.

Para adelgazar y conseguir un vientre plano, hay que dejar de lado la comida basura, repleta de calorías vacías que lo único que hacen es aportar grasa. Lo mismo sucede con los azúcares y la ingesta de alcohol, por lo que también habrá que reducir su consumo.

Además, aunque hay alimentos y bebidas, como el yogur o el té verde, que ayudan a la flora intestinal y a reducir la retención de líquidos, hay que tener claro que la clave está en conseguir un consumo equilibrado de los alimentos y bebidas, ya que todo en exceso es malo.

Muchas personas cometen el error de reducir su dieta a unos pocos alimentos que son beneficiosos para conseguir sus metas, sin tener en cuenta que dejan de lado otros alimentos que aportan nutrientes esenciales.

Además de esto, hay que realizar ejercicio diariamente, no para conseguir un vientre plano, sino para dejar atrás la vida sedentaria y conseguir unos hábitos de vida saludables al completo.

Lo ideal en la edad adulta, es decir, desde los 18 a los 64 años, es hacer actividad física, como mínimo, unos 150 minutos semanales. Esta está referida a la actividad aeróbica de intensidad moderada. Por el contrario, se pueden hacer 75 minutos de actividad física aeróbica de alta intensidad a la semana, o bien una combinación equivalente de actividades moderadas y vigorosas, según explica la Organización Mundial de la Salud.

Además, la OMS también indica que dos o más veces por semana es recomendable hacer actividades de fuerza, incluyendo los grandes grupos musculares. Es en este apartado donde podrían tener cabida las rutinas enfocadas directamente a los abdominales.

Este es un ejemplo de una rutina con 10 ejercicios enfocados directamente a los abdominales, con el objetivo de conseguir fortalecer esta zona, tonificando y eliminando grasa. Para hacerla, no se necesita más que una esterilla y las repeticiones y series se deben adaptar según la condición física de cada persona, yendo de menos a más.