El hambre se puede saciar con comida más o menos saludable. | Pixabay

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No es la hora de comer, pero sientes necesidad de hacerlo; has comido, pero no has logrado saciarte... ¿hambre real o emocional? Este problema afecta cada vez a más personas, que sienten la necesidad de solucionarlo porque en muchos casos afecta a su salud y a su vida contidiana.

La coach de salud y experta en inteligencia emocional aplicada a la nutrición, Marga Almarcha, explica que «la vida diaria llena de prisas, trabajo y estrés origina que en multitud de ocasiones no seamos conscientes de cómo nos alimentamos. Pasamos a comer de una forma descompensada y en muchas ocasiones optando por alimentos poco saludables». En este sentido, precisa que «detrás de esta forma de alimentarte puede haber otros factores que pueden influir en esas elecciones».

En su opinión, «conseguir llevar una alimentación consciente puede ayudar a identificar qué es lo que lleva a convertir la forma de alimentarte en una herramienta de gestión de las emociones».

¿Cómo nos alimentamos cuando las emociones se sientan en nuestra mesa?

La coach precisa que «en muchas ocasiones, cuando nos sentimos impotentes, sobrepasados, cansados, frustrados…, la comida puede ayudar a dar salida a esos sentimientos. Por una extraña razón, repetimos la misma conducta una y otra vez, sin darnos cuenta que estamos utilizando esos alimentos como recompensa, o bien, como premio cuando nos sentimos pletóricos. En estos casos, solemos optar por alimentos procesados ricos en azúcares o altos en grasas».

Almarcha precisa que «las elecciones de un tipo u otro irán en función de la preferencia de cada persona, variando entre chocolates, galletas, pasteles, frutos secos salados, patatas chips, embutidos… y sin querer se asumen estas conductas porque dan placer inmediato y, cubren a priori, necesidades que no están satisfechas».

¿Qué significa alimentación consciente o 'mindfulness eating'?

Afortunadamente, los problemas con la alimentación tienen solución: la alimentación consciente o 'mindfulness eating' pueden ser de gran utilidad. Almarcha explica que «si el mindfulness es estar presente y consciente en el aquí y en el ahora, con el cuerpo y la mente en armonía, aceptando el momento presente tal y como es y sólo prestando atención a la respiración; trasladándolo a la alimentación, significaría ser consciente de la manera en la que te estás alimentando en ese momento».

En este sentido, argumenta que «si estamos más atentos a cómo estamos, podremos responder más fácilmente a las preguntas ¿qué como?, ¿cómo como?, ¿cuándo como? y ¿para qué como?, sin que nos dejemos llevar por la inercia».

«Ese autoconocimiento nos va a ayudar a controlar las raciones y la cantidad de lo que comemos, ya que reconoceremos antes las señales internas de saciedad. Previniendo así, el sobrepeso», asegura. «Tener puestos los cinco sentidos, ayuda a saber cuándo estamos comiendo por necesidad o cuándo lo hacemos dando respuesta a alguna emoción que está presente», añade.

¿Cómo incorporarla la alimentación consciente al día a día?

La coach recomienda que la compra también se realice de manera consciente. Para ello, se debe dedicar «un poquito de tiempo en planificar la lista de la compra con una actitud positiva, valorando el beneficio que va a aportar».

Del mismo modo, cuando se cocine se debe poner intención positiva y ganas, disfrutando de todo la preparación. «Cocinar conscientemente es la antesala a comer de una forma consciente», sostiene.

También es importante «cuidar el lugar donde se va a comer. «Si quieres pon música que te relaje o utiliza aromaterapia. Convierte ese momento en tu momento», aconseja.

En esta línea, sugiere elegir platos y cubiertos bonitos, así como también una servilleta suave. «Estos detalles harán de la comida un evento especial».

A su modo de ver, «a mejor forma de disfrutar de una comida es sentándose. Evita comer de pie o dando paseos o en el sofá, esto sólo te llevará a no poner atención a las señales internas de saciedad». Además, recomienda evitar los elementos que distraigan de llevar una alimentación consciente.

Otra de las claves es descifrar cuál es tu nivel de hambre cuando vayas a empezar a comer. «Una escala del 1 al 10, te ayudará a situarla más fácilmente», precisa.

«Una vez en la mesa, es momento para conectar. Para ello, antes de lanzarte a coger los cubiertos, haz unas respiraciones profundas. La respiración es uno de nuestros mayores anclajes, utilízala para centrarte y conseguir estar presente», propone.

La coach insta a «disfrutar de cada bocado como si fuera la primera vez que lo pruebas. Utiliza los cinco sentidos para volver a descubrir los sabores de los ingredientes que forman tu plato y, que quizá, habías olvidado».

Entre bocado y bocado, se deben dejar los cubiertos a un lado y masticar tranquilamente, sin prisas. «Con esta pequeña acción consigues disfrutar de cada bocado, además de poner tu atención en lo que comes».

En el caso de comer con otras personas, se debe intenta mantener el ritmo propio a la hora de comer. «Disfruta de la compañía y, a la vez, estate presente contigo para evitar comer de una forma inconsciente».

Para concluir, la coach sugiere que «cuando sea el momento de comer, come con presencia. Parar, y ser consciente de cómo nos alimentamos es un proceso que requiere de un aprendizaje, pero que puede aportar un gran bienestar interno. Armonizar la parte mental, emocional y psicológica que está presente en la alimentación te ayudará a saber identificar las señales de hambre y saciedad y, a partir de aquí crear una relación más saludable con la comida».