Muchas personas tienen una gran dependencia del uso de pantallas, como el móvil. | Pixabay

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El móvil y, en muchos casos, también la tablet se han convertido prácticamente en una prolongación más de nuestro cuerpo. Algunas personas llegan a sentir pavor si se olvidan el móvil o si se quedan sin batería. ¿Cuánto tiempo somos capaces de estar sin él?

La coach de salud y experta en inteligencia emocional aplicada a la nutrición, Marga Almarcha, destaca que «el uso de pantallas en sus diferentes modalidades como televisión, móviles, ordenadores, tablets… ha aumentado en el último año como consecuencia directa de la pandemia. Ya sea por teletrabajo o por las horas que nos pasamos en casa, porque nuestra situación actual así lo requiere, no estamos exentos del enorme impacto que éstas tienen en nuestra salud».

En este sentido, precisa que «las pantallas no son buenas ni malas, es el uso que le demos a las mismas, lo que hará que tenga un efecto u otro sobre nuestra salud. Alejándonos de los beneficios inherentes que nos aportan las pantallas como son la relación con los demás, la posibilidad de trabajar desde casa, el entretenimiento…también hay que tener en cuenta la otra cara de la moneda».

¿Cuál sería el uso adecuado de pantallas?

UNICEF recomienda que los niños de 0 a 6 años no deben utilizar pantallas, ya que no aporta ningún beneficio a su desarrollo. «Si como padres optamos por dejarles algún dispositivo, tendría que ser regulado por un adulto», puntualiza.

Para los menores con edades comprendidas entre los 7-12 años, se recomienda una hora al día, siempre con un adulto delante para velar por su seguridad. No obstante, precisa que se deben evitar a la hora de las comidas, «no debe servir como distractor».

En el caso de los que tienen entre 12 y 15 años, «lo ideal sería una hora y media, pero la realidad se impone dando por hecho que este tiempo es demasiado escaso, teniendo en cuneta que en la mayoría de los casos las clases son online».

Para los mayores de 16 años, la coach insta a «llegar a acuerdos para el uso de dispositivos ya que estamos ante una etapa de grandes cambios, donde la familia pasa a un segundo plano. Su vida social está íntimamente ligada al móvil, ya que su vida ocurre ahí. Como padres es importante acompañar a los adolescentes para que comprendan y tengan un pensamiento crítico sobre el uso que hacen y el contenido que visualizan».

¿Qué consecuencias puede tener un uso excesivo de dispositivos?

Almarcha sostiene que «el confinamiento ha hecho que utilizáramos las pantallas como casi un salvavidas, esto ha podido dar lugar a molestias asociadas a su uso».

Lo primero que se nota son los problemas oculares, generados por la falta de pestañeo y, además por la tendencia a abrir más los ojos para así ver mejor la pantalla, lo que genera que estemos expuestos a una mayor cantidad de luz. Las personas mayores son más propensas a sufrirlo ya que de por sí, el paso de los años pasa factura a la vista. A la fatiga ocular, se le une la sequedad ocular y, en ocasiones, la visión borrosa.

Otro aspecto que se percibe pronto cuando se está mucho tiempo delante de la tele, por ejemplo, es el dolor de cabeza; para evitarlo se pueden hacer pequeños descansos cambiando de ambiente.

Tampoco se pueden percibir dolores musculares, sobretodo en zona de espalda y el cuello por la postura corporal ante el ordenador.

La coach puntualiza que «las personas que dedican un ratito al móvil antes de irse a dormir, pueden ver afectado su descanso, ya que evita la relajación y la conciliación del sueño».

También advierte que el uso continuado de pantallas puede derivar en una falta de atención. «En niños y adolescentes todavía es más importante tenerlo en cuenta, ya que puede repercutir en su capacidad de aprendizaje». puntualiza.

Además, señala que «dedicar muchas horas a estar delante de la televisión o de cualquier otro tipo de dispositivo favorece el sedentarismo que se asocia con un aumento de peso».

¿Cómo conciliar el bienestar con el uso de pantallas?

Almarcha aconseja evitar lo máximo posible la sobreexposición a las pantallas. «Emplea el tiempo de una forma eficiente para evitar estar más de lo necesario». Si es posible, propone realizar pausas; las personas que tengan sequedad ocular pueden parpadear para evitar que se sequen más los ojos. «Puedes utilizar lágrimas artificiales en caso necesario, siempre consultando antes con un especialista o con el farmacéutico», añade.

Otra de sus recomendaciones es que el brillo de las pantallas esté lo más bajo posible. Además, señala que «es importante tener en cuenta la distancia y la altura a la que ponemos el ordenador u otra pantalla, para tener una mejor postura corporal».

También se deben tomar alimentos poco saludables delante de la pantalla.

En el caso de los niños, propone aplicar normas de uso y, sobretodo, es importante supervisar el contenido que ven. Priorizar el aprendizaje antes del entretenimiento». A su modo de ver, también es fundamental evitar distraer a los niños con dispositivos para que coman o estén entretenidos.

Si se trata de adolescentes, señala que es muy importante empatizar con ellos y sugiere acordar un uso responsable del móvil para evitar riesgos que pueden venir asociados a la navegación en la red. «Da ejemplo… si pides un uso responsable, como mamá y papá debes limitar su uso en determinadas situaciones como las comidas, las cenas, momentos en familia…», expone.

Almarcha conluye que «aunque vivamos en un mundo rodeados de pantallas es importante saber distribuir las horas de exposición y de descanso para que haya un equilibrio, una armonía donde la salud se vea cuidada de manera eficaz. Aunque resulte a veces complicado conseguir este equilibrio, es importante marcarnos rutinas que potencien un cambio de hábitos en el uso de pantallas. Este cambio no sólo va a beneficiar a nuestra salud si no también a nuestro entorno que ser verá recompensado por nuestra presencia y nuestro tiempo».