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Cuando pensamos en problemas sexuales siempre nos vienen a la mente disfunciones, dificultades para lubricar o miedos que puedan afectar al disfrute de las relaciones. Pero ¿qué sucede cuando se tiene una enfermedad crónica? La vida sexual se ve afectada y afrontar el sexo resulta ser algo primordial.

Existen varios tipos de enfermedades crónicas. Algunas pueden ser la fibromialgia, el cáncer, el párkinson o la hipertensión, entre muchas otras. Todas ellas pueden impactar de manera negativa en la vida sexual de las personas diagnosticadas. Por eso, conviene saber cómo afrontar el sexo cuando se padece una enfermedad crónica, porque es posible hacerlo con éxito.

Una enfermedad crónica puede afectar a las relaciones sexuales debido, principalmente, a los síntomas de la propia enfermedad. El cansancio, el dolor, el malestar... Todo esto disminuye la libido y apenas deja espacio para pensar en disfrutar del sexo con la pareja. Esto es algo que debemos tener en cuenta.

Sin embargo, existe otro aspecto que también afecta a las relaciones sexuales y es la preocupación y el miedo por vivir con una enfermedad crónica. La persona sabe que va a tener que vivir con esa enfermedad toda su vida, no se va a poder librar de ella. Esto le puede afectar mucho y provocar que deba afrontar el sexo con la ayuda de profesionales para que vuelva a recuperar las ganas y la pasión.

Los datos sobre los problemas sexuales cuando se tiene una enfermedad crónica asustan. El artículo Enfermedad crónica, calidad de vida y sexualidad explica que la prevalencia de disfunciones sexuales en hombres y mujeres con cáncer oscila entre 35% y 85%. Unos porcentajes muy elevados.

El doctor Edgar Castañeda pone sobre la mesa algunas opciones para afrontar el sexo en estas circunstancias. La primera, es decantarse por la cirugía. Por ejemplo, la diabetes puede provocar que el pene se curve y con cirugía es posible resolver esto y mejorar la vida sexual del paciente.

La segunda opción sería recurrir a ciertos medicamentos para poder afrontar el sexo cuando existen disfunciones como la eréctil. También, se debería analizar si los medicamentos que toma el paciente están provocando una disminución de la libido o pérdida de deseo. Esto es muy importante que se tenga en cuenta.

Una tercera opción sería acudir a un profesional de la sexología. La incomodidad con las posturas, la preocupación debido a las propias inseguridades, todo esto afectará a las relaciones sexuales. Un sexólogo puede orientar a cada pareja para que se comuniquen y para que den el paso cuando hay una enfermedad crónica de por medio. Hay solución, aunque no sea fácil.

Con ayuda es posible disfrutar del sexo padeciendo una enfermedad crónica. Sin embargo, es verdad que el sexo todavía es un tema tabú para muchas personas y que pedir ayuda puede ser difícil, sobre todo, en esta situación tan difícil. Pero hacerlo es importante para afrontar el sexo y disfrutar de las relaciones.