Recomendaciones sobre los seguros médicos.

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Elegir un seguro médico puede ser, en ocasiones, una tarea ardua. El sinfín de opciones parece inabarcable, pero se hace mucho más llevadero si se tienen claros algunos puntos de partida.

En primer lugar, es importante cerciorarse de qué cobertura incluye cada opción, así como el método de pago de los mismos. Por lo general, comparten ciertos puntos: se suelen excluir las atenciones a patologías anteriores a la contratación de la póliza, siempre que no fuesen declaradas al contratar el seguro; es común que queden fuera también las complicaciones derivadas de actividades de alta peligrosidad, así como la cirugía plástica por motivos estéticos.

Por otro lado, es interesante saber que la mayoría de los seguros médicos privados cuentan con cobertura sanitaria internacional en el extranjero en periodos temporales; normalmente, se ofrece un teléfono específico para ponerse en contacto con la aseguradora contratada en caso de que se dé una urgencia médica si el asegurado se encuentra fuera de su país, ya sea por sus propios centros o por reembolso de los cargos a la vuelta.

Una vez aclarado estos puntos, es hora de conocer los tipos de seguros privados. Estos son los principales:

La modalidad más popular. En ella, el asegurado recibe una cobertura en asistencia, tanto médica como quirúrgica, dentro de una gama de profesionales y centros propios o en acuerdo con la compañía.

Normalmente, la cobertura más común es la de prestación de servicios médicos, tanto en atención primaria como en especializada, algo que abarca el internamiento en clínicas y hospitales, las urgencias, las pruebas de diagnóstico, la cirugía o la medicina preventiva, entre otras especialidades.

Además, este servicio asistencial puede complementarse con distintas prestaciones, como coberturas para accidentes personales, o con tratamientos especiales como, por ejemplo, conservación de células madre. Por otro lado, existen otras coberturas que pueden estar sujetas a franquicias o limitaciones, como prótesis, tratamientos odontológicos o vacunación.

Este tipo de seguros permiten a los asegurados elegir, de forma totalmente libre, qué profesional de la salud u hospital necesita en cada ocasión en cualquier lugar del mundo.

En este caso, el usuario adelanta los gastos médicos derivados del tratamiento y, tras ello, manda la factura y el informe médico a su aseguradora para proceder a la devolución de dicho importe. Este reembolso puede ser total o parcial, con un porcentaje variable según los límites que establezca la póliza contratada.

Si se elige este tipo de póliza, es común que la aseguradora cuente con una red de centros concertados para que el paciente pueda, de forma complementaria, acceder a una red de servicios sin realizar un desembolso anticipado. En este caso, la póliza suele cubrir el cien por cien de los gastos, siempre dentro de los límites contratados.

Si se contrata esta opción, el asegurado recibe una cantidad económica fijada en su póliza si se dan ciertos supuestos relacionados con su salud, como pueden ser la hospitalización o la baja laboral.

Este tipo de seguros, por tanto, no tienen la función principal de sufragar los gastos sanitarios, sino de compensar la falta de ingresos que puede llegar a darse por una incapacidad temporal. En esos supuestos, el asegurado recibe una indemnización diaria previamente acordada, o bien una cantidad establecida en un baremo por días prefijados.

Existen tantas pólizas como posibles usuarios; una búsqueda exhaustiva será la garantía para acertar.