Un ticket de compra.

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El bisfenol A (BPA) es una sustancia química industrial que se utiliza, principalmente, para la fabricación de plásticos y, en menor medida, en las resinas y papel térmico. Así, «se usa como monómero en la fabricación de plástico de policarbonato», cuyos productos incluyen una amplia variedad de bienes de consumo habitual como «vajillas de plástico reutilizables y botellas para bebidas, equipos deportivos, CD y DVD», tal y como indica la Agencia Europea de Sustancias Químicas (ECHA, por sus siglas en inglés).

Además, las resinas epóxicas que contiene esta sustancia química se utilizan para revestir el interior de las tuberías y de las latas de alimentación y bebida. El objetivo es alargar su vida útil y evitar que tengan un sabor metálico. Por otro lado, el BPA «también se utiliza para fijar la tinta en el papel térmico que se utiliza para los recibos de compra».

En el año 2016, la Comisión Europea tomó la decisión de restringir el papel térmico con una concentración igual o superior a 0,02% de bisfenol A para no suponer ningún riesgo, una medida que entraría en vigor este año y que dejaba un tiempo de margen para que fabricantes, importadores y usuarios encontraran una alternativa. De hecho, está prohibido el uso de esta sustancia química para la fabricación de biberones en toda la Unión Europea desde junio del año 2011.

¿Es peligroso para la salud? Este compuesto está clasificado por la Unión Europea como una sustancia con efectos tóxicos para la capacidad reproductora desde enero de 2017. Además, poco después también se incluyó en la lista de sustancias extremadamente preocupantes al contener propiedades que alteran el sistema endocrino, «causantes de probables efectos graves en la salud humana que dan lugar a un nivel de preocupación equivalente a las sustancias carcinógenas, mutágenas o tóxicas para la reproducción», subrayaba el comunicado emitido por la ECHA.

De esta manera, se identificaba a esta sustancia como un disruptor endocrino que puede tener efectos en la salud humana como, por ejemplo, alterar el equilibrio hormonal. No obstante, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) realizó una reevaluación del riesgo de la exposición al bisfenol A, publicada en enero de 2015, que podría causar efectos adversos en la salud si la exposición fuera a dosis altas.

La conclusión general de la EFSA tras su revisión es que «dicha sustancia no planteaba ningún riesgo para la salud humana puesto que los niveles de exposición calculados se encontraban muy por debajo (de 3 a 5 veces) de la ingesta diaria tolerable de 4 μg/kg de peso corporal/día establecida para todos los grupos de edad», destaca la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN) en un informe.