La presbicia o vista cansada es uno de esos problemas en la visión derivados del propio envejecimiento del ojo que sufrirá tarde o temprano la totalidad de la población.

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La presbicia o vista cansada es uno de esos problemas en la visión derivados del propio envejecimiento del ojo que sufrirá tarde o temprano la totalidad de la población, pues nadie logra zafarse de ella llegada cierta edad. Por lo tanto, resultan lógicos los esfuerzos que desde los diferentes ámbitos de investigación se están llevando a cabo para paliar sus efectos e, incluso, corregir sus consecuencias de manera más o menos permanente.

No podemos pasar por alto que la esperanza de vida crece año tras año y nos enfrentamos ante una población cada vez más envejecida. Por este motivo, el interés por salir al paso de este problema visual es creciente, pues el mercado de potenciales clientes lo componen millones de personas.

¿Qué es la presbicia?

Pero empecemos por el principio, porque ¿qué es la presbicia o vista cansada? En concreto, la presbicia –que significa ‘ojo viejo’ en griego– se debe a que el cristalino, que es la lente natural con la que enfocamos los ojos, pierde su elasticidad. De esta manera, nuestra capacidad para graduar la vista a las distintas distancias se deteriora.

La primera evidencia de que nuestros ojos comienzan a envejecer es el inevitable gesto de alejar el móvil de los ojos, el libro o los productos del supermercado para leer con nitidez. De hecho, el 43 % de la población empieza a presentar problemas de presbicia entre los 40 y 45 años.

La vista cansada altera de tal manera nuestra vida que la mayoría (un 43 %) decide acudir al oftalmólogo tan solo unos meses después de notar los primeros síntomas. Incluso hay quienes lo hacen antes, pues un 21 % reconoce que le bastan unas semanas para percatarse de las primeras molestias e intentar ponerles remedio en una revisión oftalmológica.

Lentes, gafas y colirios para la presbicia

Así, dado que es un problema bastante común, existe por parte de la comunidad científica un claro empeño por encontrar soluciones: lentes que imitan el cristalino, gafas inteligentes que enfocan automáticamente e, incluso, colirios que podrían ayudarnos a ver mejor de cerca con aplicaciones oculares frecuentes…

En concreto, en esta última técnica están trabajando un buen número de empresas de diferentes países como Israel, donde dos laboratorios, Orasis y Nano-Drops, están probando diversos colirios correctores que permiten que, tras colocar una gota en cada ojo, la visión de cerca sea buena durante varias horas.

También en España encontramos ejemplos de investigaciones en este sentido. No obstante, todas ellas se encuentran en fase de estudio, aunque el futuro se vislumbra muy prometedor.

En cualquier caso, las soluciones más populares a día de hoy son las gafas de cerca que han de graduarse correctamente en una óptica adaptándolas a nuestro ojo, pero también está ganando presencia la cirugía con la implantación de unas lentes intraoculares que reemplazan al cristalino. Esta operación cada vez convence a un número mayor de personas dados los excelentes resultados que ofrece.