-Buenos días, Vell Professor. Nuestro equipo de trabajo de los escudos de los pueblos de Mallorca está preparado para explicar los cuatro emblemas que, por orden alfabético, toca comentar, desde Estellencs hasta Inca. Estellencs muestra la montaña de su paisaje y el árbol, quizá por heráldica parlante de la astilla (estella) de madera. Siguen tres magníficos ejemplos de heráldica parlante: la Fe de Felanitx, el horno (forn) de Fornalutx y el perro o can (ca) de Inca.
-¡Insuperable!
20 Estellencs: la montaña y el árbol
El escudo de Estellencs muestra una montaña, color tierra, coronada por un árbol, de su color, sinople (verde), sobre campo de plata. Pero no siempre ha tenido ese emblema. Sorprendentemente, Jeroni de Berard, en 1789, cuando todavía Estellencs dependía de Puigpunyent, dice que el pueblecito de la montaña ya tenía un escudo, muy diferente al actual: «Sello: El sello de este lugar es diferente del de su villa [Puigpunyent] y es tan antiguo que apenas podíamos conocer las letras repartidas por el círculo aún siendo de bronca, que dicen Estallenchs. Contiene el corderito del Agnus Dei sobre el llibro sellado, la cabecita alta y vuelta hacia la cruz y la banderita, todo del diámetro de un peso duro de plata con corta diferencia» (Berard, J., 1789: 31). Hace referencia, por tanto, al patrón del pueblo, san Juan Bautista. Consideramos que se trata del emblema de la vicaría, que no llegó a ser el escudo del pueblo, como en otras ocasiones ha ocurrido, como hemos visto en el caso de Búger. El emblema que fue elegido como escudo municipal es la montaña y el árbol; podrían ser considerados simplemente elementos característicos de su paisaje. Pero, podemos concretar algo más...
-Sí, debéis precisar más, aquí no se acepta «Estellencs tiene por escudo una montaña y un árbol porque forman parte de su paisaje».
-Vale, vale, profesor, en cuanto a la montaña, lo más verosímil es que haga referencia al Puig de Galatzó, montaña icónica de Estellencs; hay que decir que éste es otro caso de coincidencia con su municipio matriz, Puigpunyent, que también tiene el monte de Galatzó como emblema. En definitiva, se trata de un caso de heráldica parlante conceptual, por representación patrimonial, natural, en ese caso. Sobre el árbol, debemos decir que nos decantamos por definir su presencia en el escudo como otro caso de heráldica parlante, fonética, esta vez, ya que el árbol representaría la astilla (estella) de madera que recuerda el nombre del pueblo. El DCVB define la palabra ‘estella’: «Fragmento desprendido de una madera al cortarla o romperla violentamente.»
No es demasiado abundante la presencia heráldica municipal por las calles de Estellencs. Encontramos el escudo del pueblo en el portal de la casa de la villa, de la calle Mayor; una lástima, profesor, porque el noble escudo se encuentra completamente cubierto por un conjunto de cables discordantes. Esperamos que el problema se pueda arreglar en breve. Tenemos otro emblema visible desde la calle para comentar: el de la puerta de madera del portal mayor de la iglesia parroquial de Sant Joan d'Estellencs, que se remonta a los años 1950. Realmente, aparecen dos escudos: el del pueblo, con el árbol y la montaña de Estellencs, a la izquierda y, más a la derecha, la palmera del apellido Palmer... no en vano las puertas fueron pagadas por el mecenas Gabriel Palmer.
21 Felanitx: el cáliz con la hostia consagrada de la Fe
El escudo de Felanitx es el cáliz con la hostia consagrada, emblema originariamente de la parroquia, a los que se añadieron las barras de la Corona de Aragón y así poder constituir el símbolo de la universidad local (antiguo ayuntamiento).
Dice Jerónimo de Berard, en 1789: «Sello: En la plaza Mayor, sobre la casa de la villa, construida en el año de 1702, se ven las arma de esta villa muy conformes a las que usa por sello que, sin saber la causa de su principio, admira ver que usa la figura de una custodia con la forma del Santísimo Sacramento del Altar»
Vamos... el ilustrado cronista no tiene en cuenta el criterio llamado «heráldica parlante», es decir, la fonética del topónimo inspira la tipología de las armas heráldicas. De la misma manera que, por asociación fónica, los buñuelos se convirtieron en el escudo de Bunyola o una mano y un corazón el de Manacor, el cáliz y la hostia consagrada, símbolos de la Fe, constituyeron el símbolo de Felanitx, topónimo iniciado por la sílaba 'fe'. Según Pere Xamena y Ramon Rosselló Vaquer, el escudo de la villa más antiguo conservado es el del portal mayor de la iglesia parroquial, que data del año 1604. Dice Mn. Xamena: «De este tiempo datan los escudos de Felanitx más antiguos que conocemos: el cáliz y la hostia en el portal mayor de la iglesia parroquial, esculpido por Joan Sagrera: Més trobam haver pagat a mestre Joan Sagrera escultor 19 ls 10 sous, i són per 23 jornals de feina ha feta per les armes del portal de la iglésia (1604). De estas mismas fechas parece que es el colocado sobre el portal de Alou o de Sant Esteve de la misma iglesia y que procede del antiguo banco de piedra de los Jurados de la iglesia». Continúa el emérito historiador felanitxer: «Consiste en el cáliz y la inscripción Olim Felenmix [sic], nunc ex eo ut filii unicornios bibite que parece referirse a la época no cristiana de Felanitx: Antes Felenmix, ahora pero todos juntos bebéis del mismo cáliz». Hasta aquí la cita del erudito sacerdote; sin embargo, vale la pena reconsiderar esta última cuestión, el tema del interesante y enigmático escudo del portal de n'Alou. Repasamos el escrito del escudo con más detenimiento y, a ser posible, con un poco de imaginación: «Olim Felenmitx, nunc ex eo ut filii unicornis bibite». Claramente, aparecen dos elementos a remarcar de lo que hasta ahora la bibliografía ha dicho: el topónimo antiguo «Felenmitx» y las palabras «filii unicornis»; por tanto, nuestra propuesta de traducción –con un cierto esoterisme i dosis de fantasía- sería esta otra: «Antiguamente Felenmix, ahora bebéis de éste [cáliz] como hijos del unicornio». Podemos interpretar, con imaginación: Cuando era Felenmitx (fel-en-mig), la copa simbolizaba el cáliz de hiel o de la Pasión y ahora (Felanitx) simboliza la copa que recoge la sangre de Cristo, el cáliz dorado que es protegido por el unicornio o alicorn (curiosamente, este animal fantástico y purísimo, por influencias de los dominicos, parece que en la vecina población de Manacor se decanta más por ser símbolo de herejía y de mal).
Las muestras patrimoniales del escudo de Felanitx son numerosas. Sólo diremos algunas, profesor, porque, como queda claro, esto no es un catálogo de patrimonio. En la Sala o Casa Consistorial, en el exterior, hay tres: uno que marca la fecha de 1702, curiosamente con tres barras, otro, muy antiguo, sobre el portal mayor, y el tercero en la fachada , debajo del reloj, estos últimos con cuatro barras. El Archiduc comenta el escudo del año 1702: «Sobre la pequeña Plaza de la Constitución, que en realidad no es más que una calleja, se encuentra la Casa Consistorial, un recio edificio de piedra con escudo y la fecha del año 1702.»
Los tres que recogemos de la iglesia parroquial, siguen el criterio de escudo parroquial y no aportan las barras reales: el magnífico relieve del portal mayor, el mencionado del portal de n'Alou y, en el interior, el antiquísimo de la capilla atribuida a Sagrera. Ah... y uno de los más conocidos es el que corona el conjunto de la Font de Santa Margalida. Y todavía encontraríamos algunos escudos más, por las calles de Felanitx.
22 Fornalutx: el horno (forn) de la heráldica parlante
El escudo de Fornalutx es cortado. En el primero (arriba), un horno en el centro, de gules, con dos leones como tenantes, del mismo color. En el segundo (parte inferior) un muro de piedra, de oro. Es un caso claro de heráldica parlante: el ‘forn’ de Fornalutx. Hay que tener en cuenta que, en esta ocasión, la etimología coincide con la heráldica, ya que el origen del topónimo Fornalutx, en lo que se refiere a la primera parte del nombre, sería el étimo latino 'furn', o sea, 'horno', 'farga' o 'herrería'.
Desconocemos el escudo -suponiendo que tuviera- de la vicaría de Fornalutx, creada en 1581. Fornalutx se separó de Sóller en 1812, 1820 y, definitivamente, en 1837, según la dinámica de «girar la tortilla» del Estado español, con los cambios de régimen absolutista y liberal. A partir de 1837, por tanto, se debió implementar el escudo municipal; entonces, no eligieron ningún símbolo paisajístico, ni patrimonial, ni religioso... simplemente, un horno, palabra tan conocida que, como hemos dicho, configura la primera sílaba de su topónimo. No debemos complicarnos la vida, eh, profesor.
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-No, claro y evidente: es normal que Fornalutx tenga un horno como emblema... Además de identificar el nombre en sí, ejemplifica, según los etimologistas, un origen. No ocurre así, por poner un ejemplo, con Manacor, cuya 'mano en el corazón' no identifica ningún origen etimológico.
Bueno, escudos del municipio, obviando las lápidas de las calles, no hay muchos. Pero, eso sí, hay un escudo grande: en el aparcamiento de la parte superior del pueblo campea un mosaico con el escudo del pueblo. Por otra parte, la casa de la villa o ayuntamiento de Fornalutx se ubica en la antigua casa de origen medieval llamada Ca n’Arbona. En la fachada, muestra dos escudos; el primero, sobre el portal mayor, presenta el escudo del municipio y las letras «Casa de la Vila». Más arriba, se ve el escudo de uno de los propietarios de la casa histórica.
23 Inca: el perro (ca) de Inca y la leyenda de Benahabet
El escudo de Inca es antiquísimo, ya que aparece en la pintura sobre tabla de Santa María de Inca, de Joan Daurer, fechada en el año 1373. El escudo muestra un perro -de plata- dentro de una faja -de sable (negro) o azur (azul) oscuro-en medio de las cuatro barras de la Corona de Aragón. Para empezar, debemos decir, que el escudo de Inca tiene un claro sentido de heráldica parlante: El nombre de Inca recuerda al perro o can (ca) «dentro» del escudo. Son escudos parlantes los que remiten al linaje de la familia, de la entidad o de la población, bien por simple representación del nombre que identifican, bien por proximidad fonética, o por alegoría. Volvemos a repetir unos ejemplos de otros pueblos: los buñuelos "hablan" o nos recuerdan Bunyola, mientras que la bujía hace pensar o "habla" de Búger, sin que, en ningún caso, respondan estas representaciones a la etimología, es decir, al origen histórico y lingüístico del topónimo.
Estos "escudos parlantes" tan antiguos suelen ser el origen de la etimología popular del pueblo, a veces curiosa y fantasiosa; seguro que no se trata nunca de una etimología científica. Es decir, a partir del escudo, surge la leyenda. Y éste es el caso del escudo de Inca.
Joan B. Binimelis, en 1595, mezcla historia y leyenda y, en base a la Crónica de Jaime I apunta un capítulo de la historia fabulosa de Inca y de Mallorca: «Preciase mucho Inca de las armas que son unas barras en un campo rojo y sobre ellas un Perro que las atraviesa. Se dice que las tienen los de Inca por cierta ocasión que, cuando el rey don Jaume tenía sitiada la ciudad de Mallorca se le rindió voluntariamente. ... dales por eso una bandera con las armas de las 5 [sic] barras diciendo que ajustaran las propias armas de su villa que era un Perro y mandó a los soldados del ejército que donde vería aquellas armas no se atreviera nadie a ofender ni ir contra los tales Moros. Y los de Inca con estas armas en las muestras generales preceden a las demás villas.»
Joan Dameto no se cree la leyenda recién mencionada ni se complica la vida, dejando claro el criterio de la heráldica parlante: «tiene sus armas reales de Aragon, que son 4 palos colorados en campo de oro, y en medio un perro, aludiendo a su nombre de Inca, cuya ultima sílaba significa en nuestro lenguaje perro.»
Jeroni de Berard, en 1789, también habla de la leyenda del «ca» de Inca: «ya llevaba el mismo nombre y un perro galgo en su escudo de armas, y tuvo el honor antes de concluirse la conquista de ser la primera que se rindió al rey don Jayme, y que por medio de su caudillo el famoso moro Benahabet no solamente logró el socorrer la necesidad que padecía el cristiano campamento con 20 azemillas cargadas de trigo, cabritos, aves y hubas, sinó que asimismo presentó al invictísimo conquistador el vasallaje de una tercera parte de la isla; y porque los soldados católicos distinguiesen los moros de Inca entre los demás y no los maltratasen como enemigos, como habían experimentado, lograron del piadoso rey la honrosa distinción que hasta hoy conservan en el sello y fue que en la bandera católica, que eran las barras coloradas de Aragón, pusiesen la suya que era un galgo en medio que las atravesase, por cuyo efecto les dio el rey uno de sus reales estandartes». Andreu París añade, en un artículo de 1954: «El Conquistador mandó a sus subordinados que en donde quiera que viesen aquel pendón con aquellas armas, nadie se atreviese a ofender a aquellos moros. Así distinguió el joven rey la fidelidad de Inca y Benihamet.»
Benahabet en las crónicas árabes aparece como traidor de la causa musulmana y en el Llibre dels Feits o Crónica de Jaume I se presenta como un personaje que ayudó mucho en la conquista... El mismo rey le llega a dar el calificativo de Ángel!!: «un sarraceno de la isla llamado Ben Abbed nos envió un mensaje a través de un sarraceno que llevó una credencial suya, diciendo que vendría a vernos, y que haría por modo que una parte de la isla (...) nos llevara víveres a la hueste y de todo lo que tuvieran, y que estaba seguro de que si Nos lo tratábamos bien podría hacer girar los otros de nuestra parte. Nós lo expusimos a los nobles de la hueste y todos dijeron que estaba bien que se hiciera; y luego nos dijo el sarraceno que enviáramos algunos caballeros a un lugar adecuado que había a una legua del campamento, que él acudiría bajo nuestra palabra, que haría los tratos con Nós y que nos serviría de buena fe y sin engaño (.). ..) ¡Eso es lo que hizo aquel ángel que Dios nos envió! Y digo «ángel» aunque era sarraceno porque nos trató tan bien que por ángel lo tuvimos,»
Miquel Duran Saurina, en su «Himno en Inca», sitúa al personaje Benahabet y la leyenda del escudo: «Tan prompte a l’illa arribava / el rei en Jaume primer, / ja ofrenes li enviava / Ben Abet, el moro inquer, / i en senyal de pleitesia / i d’estreta germandat, / al ca de l’escut unia / les barres del Principat».
Bueno, no acabaríamos nunca con la historia del pendón que combina las barras reales y el perro. El erudito Llorenç Pérez también comenta el tema: «Parece ser que Benahabet, señor de Inca, fue el moro que se rindió a Jaime I y pidió un pendón para seguridad de sus gentes. La tradición recogida por Binimelis y Dameto nos dice que el rey le dio con esa ocasión el escudo con las barras y el perro de plata en campo azul como figura actualmente.» El erudito Josep Barberí, a principios del siglo XIX, y el cronista Gabriel Pieras Salom, mucho más recientemente, también han trabajado este tema.
Muy acertadamente explican Pere J. Llabrés y Ramon Rosselló Vaquer la cuestión: «Este origen del escudo de Inca: 'las barras de Aragón sobre las que puso el moro [Ben Abet] una faja azul con un galgo pasante de plata' (según la descripción de Antoni Furió) es ciertamente una fábula y 'fama vulgar'... hay que precisar que el Llibre dels Feits dice simplemente que el rey Jaime dio un pendón suyo, real, como salvoconducto a Ben Abet para sus mensajeros para que pudieran moverse por la isla sin ser molestados por las tropas de los conquistadores.» En este sentido, sorprendente es la afirmación de Francisco Piferrer sobre el escudo de Mallorca: «Anteriormente ostentaba un perro en campo de gules»... puesto que «la voz ca» forma parte del nombre de Mallorca (Piferrer, F.: Trofeo heroico. Madrid 1860, p. 169).
Las muestras patrimoniales del escudo de Inca son numerosas. Debemos empezar por uno de los más representativos del patrimonio heráldico municipal de toda Mallorca: El citado emblema de la pintura de Santa María la Mayor, de Juan Daurer, de 1373. En la iglesia parroquial también hemos visto, como mínimo cuatro más: en los capiteles del portal lateral del templo, en el coronamiento del retablo mayor, en una clave de la bóveda de crucería y, más escondido, en el lavabo o lavamanos de la sacristía del mismo templo. En la fachada de la casa consistorial o Ayuntamiento, hay dos: uno sobre el portal de la derecha y en el balcón del primer piso, bajo el rótulo de «Casa Consistorial». Es tanta la proliferación heráldica municipal en Inca, que también existe en el convento de monjas de clausura de San Bartolomé: es magnífico el escudete de la parte inferior de la pintura de San Bartolomé del retablo de la Purísima, de Mateu Llopis, nada menos que de 1590, aproximadamente; ahora se encuentra situado en el museo del monasterio. Ah..., hemos visto muchos escudos modernos; sin ir más lejos, en las placas modernas del claustro de Sant Domingo, en la entrada, tres escudos, uno en cada letrero.
-Y fuera del casco urbano de Inca... ¿no habéis encontrado ningún escudo del municipio?
-Ah, sí... tenemos apuntado uno: el del retablo mayor del oratorio de Santa Magdalena.
-¡Misión cumplida!
2 comentarios
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Molt interessant!!! Estaré molt atent a aquest conjunt d'articles!!!
Els escuts dels pobles normalment duen la senyera, una senya dels Països Catalans