El objetivo es claro: que el contenido gastronómico esté en consonancia con el lugar en el que se ubica. Genestra, que va sumando restaurantes de nivel a su cartera (Zoëtry, con estrella Michelin, Aromata, Lío y, ahora, Foradada), ha colocado a Lluís Got, experimentado cocinero que ha pasado por El Olivo, Ca’s Xorc, Arume y Villa Luisa, como jefe de la cocina en Son Marroig. Juntos han diseñado una carta mediterránea y de temporada, que irán cambiando en función de lo que encuentran en el mercado, mucho producto de lonja de buenos proveedores -Sóller, Pescados Miró, Xutipesca-, y carnes, esencialmente de Can Company.
El restaurante tiene dos plantas, y lo complementarán con otro en la zona, con su propio chef, y a donde se podrá llegar con un transfer desde la entrada de Son Marroig. En una pequeña terraza ideal para comidas de grupo, con sa Foradada como fondo, nos prepararon un menú para nueve personas que es una declaración de principios de la cocina de esta nueva etapa. Notable producto marino, buen aporte de mar y montaña y excelente arroz seco. Empezamos con entrantes para compartir: un elegante milhojas de patata con tartar de gamba de Sóller, que se deshacía en boca. vitello tonatto de entraña madurada y carpaccio de atún rojo, espléndido; calamarcitos de potera a la bruta, de impresionante melosidad; almejas ligeramente braseadas con salsa verde, y deliciosas navajas con suave toque de salsa holandesa. Antesala de otro plato espléndido: guiso de albóndigas de calamar con su tinta y porc negre, acompañado de una sutil picada de almendra, lima y hierbabuena. Gran contraste de sabores. Un plato de mar y montaña que refleja el espíritu de la cocina tradicional de la isla.
El plato principal fue arroz seco de pulpo, pimiento de piquillo y sobrasada de buey, de Cesc Reina, que le daba una untuosidad y un sabor potente y distintivo. Plato muy conseguido. Como postres, tarta de queso mahonés de Cala Blau, de sa Canova, y un intenso pastel de chocolate negro con miel de encina (mielato), que contiene menos azúcar pero le confiere un sabo más intenso. Un homenaje a la Emperatriz Sissy, prima del Archiduque.
En la carta se pueden elegir cualquiera de los platos que tomamos en nuestro menú cerrado, perfectos para compartir. Precios razonables si tenemos en cuenta, calidad, servicio y emplazamiento (frito de verdura con gamba roja, 22 euros; albóndigas de cerdo negro y calamar, 24; vittello de atún y picaña, 26; conejo con gambas, 28; cochinillo, 32; pescado de lonja, 32; los arroces, 24/ 26 euros). Los vinos, bastante equilibrados de coste, lo que es de agradecer.
Fillaboa está en carta a unos aceptables 25 euros o el Contino reserva a 58 euros. Tienen algunos franceses e italianos de precio razonable. En nuestro menú nos sirvieron un coupage de malvasía, prensal y chardonnay, de Mortix (30 euros) y los que elabora Luis Armero para los restaurantes de Genestra: blanco de prensal y giró, y tinto de merlot y cabernet sauvignon. Foradada supone un salto cualitativo en la oferta gastronómica que había en Son Marroig y coloca al restaurante, bajo la batuta de Genestra y su equipo, en posición de referencia acorde con este entorno extraordinario. Una magnífica noticia para los amantes de la buena cocina.
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