Petronio, ‘El Satiricón’ y una torta de miel al estilo de Apicio

Sopa de letras

Sugerencia de presentación de la tarta de miel

TW
0

Habinas hizo una pausa breve, como si pensara en lo que iba a decir, y agregó seguidamente: –Nos han servido primero un cerdo coronado de morcillas y rodeado de salchichas y pepitoria muy bien hecha, calabacines, pan casero (que prefiero al pan blanco, porque además de fortificar es laxante y me hace ir a donde sabes sin dolor alguno); luego una tarta fría, toda rociada con deliciosa y caliente miel de Hispania. Además, alubias, guisantes, nueces... pero sólo una manzana para cada comensal; no obstante, yo cogí dos, las cuales llevo aquí, envueltas en una servilleta, para llevárselas a mi esclavo favorito, ya que si no le llevase nada armaría el pobre un escándalo fenomenal...».

El texto pertenece a la novela El Satiricón del escritor latino Petronio (¿Roma? 1 aC-Cumas, 66 dC) del que se saben pocas cosa de su vida, excepto que fue contemporáneo de Nerón, que tuvo un lugar distinguido en su círculo íntimo y que hubo de suicidarse a causa de la conjura de Pisón. Tácito le llamó «árbitro de la elegancia» de Roma. Su fama, sin embargo se debe, a la mencionada novela, en la cual se refleja el habla popular y la manera de vivir de la alta sociedad de la época.

Efigie de perfil de Petronio.

Veamos ahora como podemos preparar la tarta de miel sin desviarnos en algunos puntos con las recetas de Apicio, autor de uno de los pocos libros conocidos de la cocina romana. Comenzaremos batiendo seis huevos junto con doscientos cincuenta gramos de azúcar para añadir seguidamente a esta mezcla doscientos gramos de harina y una cucharada de levadura en polvo. Lo regamos con un vasito de vino de pasas, un poco de pimienta, una pizca de sal y dos cucharadas de piñones, almendras y avellanas machacados. Trabajamos la pasta hasta hacerla homogénea y untamos un molde hondo con aceite de oliva o si se prefiere, manteca de cerdo.

Vertemos la pasta en dicho recipiente y lo ponemos en el horno a temperatura media por espacio de veinte minutos. Una vez horneado y fuera del fuego, lo dejamos enfriar, lo desmoldamos y la cortamos por la mitad, en dos ruedas del mismo tamaño. Procedemos, entonces, entre ambas capas, a untarlas con miel, de modo que ésta se quede emparedada. La servimos fría.