Raíces caribeñas en Blanquerna

Desde hace casi un lustro está instalado en un buen emplazamiento de esta calle un restaurante acogedor, decorado con plácidos tonos verdosos, que responde al nombre de Urbe. Cocina de raíces caribeñas, como corresponde a los socios que lo han montado, aunque su oferta ha ido adaptándose a los gustos mediterráneos (han añadido arroces y paellas de buena factura).

Durante estos años, se han hecho con una clientela asidua que se siente a gusto tanto por el trato afable de los propietarios, siempre a pie de obra, como por el agradable lugar y, obviamente, por su particular oferta.

Rubén, al frente de la sala, que toma las comandas, cubano, y Gerson, su socio, en la cocina, dominicano, hacen disfrutar a su clientela con platos en los que se nota claramente ese ascendiente del Caribe. El experimentado chef fue cocinero personal de Lionel Fernández cuando era presidente de la República Dominicana, lo que da una buena idea de su nivel y preparación.

Y aunque Urbe ha variado su estructura societaria (salió otro de los socios iniciales, español) y ha modelado la carta, muchos de sus platos siguen recordando una cocina centroamericana que marida con gracia carnes y pescados con yucas y bananas, y que propone atrevidos ceviches y tartares.

Además, han añadido platos no carnívoros, adecuados para la clientela vegana, bastante sabrosos, como las excelentes milanesas de berenjena con humus, tiras de banano frito, maíz y aguacate (15,9 euros), el taco de algas con guacamole y pico de gallo (11,9 euros), o las quesadillas de espinacas. Para mi gusto, lo más atractivo de su carta, y donde más nítidamente se nota la influencia de esa cocina caribeña.

Se luce muy bien el cocinero en sus elaboraciones de pescado, como la llamativa lubina rellena de arroz (21,5 euros), y maneja bien la brasa para el solomillo o el gran chuletón de carne madurada, con acompañamiento de verduritas, y a precio bastante adecuado.

De las posibilidades, también resultan interesantes los guisos más elaborados, como el osobuco de black Angus, muy tierno y jugoso por las 12 horas de preparación a baja temperatura, que sirven con puré de boniato, patitas paja y cebolla caramelizada (20,9 euros). Y, asimismo, atractiva la chuleta de cerdo envuelta en jamón ibérico, preparada al horno a baja temperatura, aunque algo más hecha de lo que pedimos (20,9 euros). Por último, presentan sus postres, que elaboran ellos mismos, en una bandeja para que puedan elegirlos directamente los comensales: Tiramisú de ensaimada, de buen sabor aunque mejorable de presentación; muy agradable la panacotta, y el banoffee de plátano y mousse de limón.

Tiene escasa carta de vinos, aunque de precio razonable. Pago de Capellanes, 32 euros; Ramón Bilbao, 18,5; LAN Reserva, 26. Entre los mallorquines, Tianna Negre, 25.

Urbe es una buena referencia en la zona de la calle Blanquerna, que ha conseguido hacerse un hueco gracias a una cocina diferente que ha ido adaptándose a los gustos de su clientela, a su buen servicio y a un entorno agradable, más apetecible incluso en la época de buen tiempo en su terraza exterior. Realmente, es un lugar que bien merece la pena.