Sopa de letras

Mazo de la roche, Mary Wakerfield y un paté de higadillos de pollo al oporto

Compartir la buena comida a manteles con amigos y familiares es uno de los placeres de la vida

Paté de higadillos de pollo, una receta de lo más sencilla

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En el comedor, el grupo de invitados se apresuraba a ponerse alrededor de la mesa donde las bujías de cera plantadas en el inmenso plantel lanzaban su luz sobre ramos de rosas blancas y rojas, así como un reflejo dorado sobre el brillante mantel de Damasco. Había patés de pollo calientes, lengua guisada fría, huevos fritos, ciruelas cortadas en rodajas dentro de una crema fresca, otras ciruelas en aguardiente, helados hechos por Elisa en una sorbetera... Había también café, vino blanco, pastelitos forrados con nuez de coco, macarrones dulces con almendras y pequeños bizcochos secos al aguardiente. Era Adelina la que había dado las instrucciones para aquella cena. Se la veía disfrutando de aquella presencia, a su alrededor, después de haber estado ausente, de sus jóvenes y viejos amigos. Gozaba de buena comida, comía con buen apetito, confiando en que ningún trastorno digestivo vendría a continuación. Estaba satisfecha de sus hijos. Nicolás, desembarazado de su mujer extravagante, se veía feliz y entretenido. Ernesto ganaba tanto dinero que no sabía que hacer con él. En cuanto a Felipe, parecía haber olvidado su gobernanta y conversaba agradablemente con la señorita Craig…»

El texto pertenece a la novela «Mary Wakefield» de la escritora canadiense Mazo Louise Roche, más conocida en el mundo literario como Mazo de la Roche (New Market, Ontario, 1879-Toronto, 1961) que atraída por las letras redactaba su primera narración a los nueve años. El éxito le llegaría en 1927 al crear una gran saga, la familia Whiteoak, que le supuso la venta de más de un millón de ejemplares y su traducción a más de ochenta lenguas. La serie se prolongó hasta 1954.

Mazo Louise Roche.
Mazo Louise Roche.

Pero vayamos a la receta que en este caso es ciertamente sencilla: Pasamos por la máquina de picar unos ciento cincuenta gramos de tocino magro fresco y unos trescientos gramos de higadillos de pollo, aunque hay quien lo hace con hígado de pato. Añadimos a este picado una cebolla rallada, cien gramos de mantequilla, dos huevos batidos, una trufa picada, sal, pimienta y un vasito de Oporto.

Después, dejamos que la mezcla repose por espacio de una hora y pasado este tiempo la vertemos en una tarrina engrasada. La tapamos y la cocemos en el horno al baño maría durante dos horas.