Almorzar bien en un palacio del siglo XII

Hay que reconocer que este grupo escandinavo con raíces italianas, que ya posee otro hotel boutique en la calle Concepción, ha acometido una rehabilitación con notable gusto, realizada por los arquitectos Jordi Herrero y Eduardo García Acuna, e interiorismo a cargo de los nórdicos Wingärdhs.

Han creado un ambiente sobrio y elegante, respetuoso con el espíritu de este palacio cuyos orígenes se remontan al siglo XII, en plena dominación musulmana, reformado posteriormente, que ha conservado parte de las características de las mansiones góticas del siglo XV. Resultado acogedor que se nota nada más franquear el zaguán que da acceso a clastra y terraza, al refectorio, habilitado como comedor, y a la bella biblioteca de techos abovedados.

Si el continente es magnífico, el contenido gastronómico es igualmente atractivo. El equipo de cocina de Noi, mayoritariamente italiano, ha diseñado una carta cambiante en función de la estacionalidad, en la que incluyen mariscos -como carabineros al pilpil o vieiras a la plancha-, pescados con algún toque singular -rape al curry rojo con hinojo-, tataki de atún, risottos y pastas bien tratados -se nota la procedencia de los cocineros-, y carnes variadas, desde magret de pato hasta solomillo madurado o entrecote. Los precios son altos, pero no excesivos, teniendo en cuenta el lugar. El ambiente es elegante aunque informal. Un moderno estilo nórdico chic que parece encajar bien con su heterogénea clientela.

Resulta muy interesante el menú de mediodía, que rotan semanalmente y que merece la pena por su relación calidad/coste (28 euros, con pan y agua). En la soleada jornada que invitaba a disfrutar de la terraza, bastante concurrida, probamos todas las propuestas de ese día, que iniciamos con unas croquetas de pulpo (fuera del menú), de lograda fritura y cremoso interior.

Fue un buen anticipo para el almuerzo del menú: sabrosa burrata con salmorejo y chips de pan cristal, y crujientes langostinos rebozados en panko con ensalada thai y salsa agridulce como entrantes; de segundos, paccheri -esa pasta ancha y larga- hechos por los cocineros, adecuadamente al dente, con ragú de setas. Y un curry rojo de rape con arroz basmati, ligeramente picante, de carnosidad perfecta de punto. Ambos principales, muy bien conseguidos. Ofrecían también pechuga de pollo campero con pimientos de piquillo y salsa parmesana, que no tomamos. De postre, panacotta de fruta de pasión y mango, de estética presentación.

Por su parte, la carta de vinos es amplia y escogida, con bastantes dulces y generosos por copas. Interesante selección de bodegas francesas e italianas, además de españolas, que harán la delicia de los amantes de los buenos caldos. Precios altos, en línea con los ya habituales en nuestra isla. A mediodía, ofrecen unos razonables blancos y tintos (verdejo y rioja) a precio moderado acorde con el del menú (5 euros por copa).

Noi es, sin duda, una estupenda alternativa en Palma para disfrutar de un buen almuerzo en un entorno agradable y muy elegante. Ofrece una equilibrada y atractiva oferta gastronómica para atraer un público complementario al de los clientes del propio hotel. Es un lugar idóneo también para aperitivo o copa vespertina.