Jaroslav Hasëk, el soldado Schwejk y un pollo con espinacas

Pollo relleno de espinacas. | Foto: R.D.

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La baronesa Von Botzenheim sacó los regalos de la cesta; una docena de pollos asados envueltos en papel de seda color rosa y atadas con cintas amarillas y negras y dos botellas de licor con una etiqueta en la que figuraban los emperadores Francisco José y Guillermo dándose las manos...Luego sacó de la cesta tres botellas de vino para convalecientes y dos cajas de cigarrillos...Y se fue con todo su séquito. Antes de que volviera el severo Doctor Glünstein, que había acompañado a la baronesa, Schwejk repartió los pollos que fueron devorados por los soldados pacientes con tal rapidez que el médico sólo encontró un montón de huesos tan limpios como si hubieran estado expuestos varios meses al sol. También las botellas estaban vacías. Incluso el paquete de chocolate y el bizcocho habían desaparecido en los estómagos».

Este texto es un fragmento de la novela de Jaroslav Hasëk titulada «Las aventuras del valeroso soldado Schwejk» (Osudy dobréiho vojáka Sveijka), sin duda la obra de literatura checa más conocida fuera de su país. Jaroslavv Hasëk (Praga, 1883-Lipnice, 1923) hizo en este relato una sátira mordaz y divertida contra lo absurdo de las guerras. Habiendo estudiado la carrera de comercio, fue empleado de banca, escritor y periodista y por desgracia, tuvo que combatir en la Primera Guerra Mundial.

El famoso personaje Schwejk aparecía en sus cuentos a partir de 1912, cuando ya podía preverse que la gran tragedia bélica volaba sobre Europa. Jaroslav murió antes de acabar el libro y tuvo que concluirlo el escritor checo, seguidor del anterior, K.Vanëk. En una serie de divertidos episodios, Schwejk cumple con su deber de obediencia de tal manera que todas las órdenes llevan al absurdo y dejan en ridículo a las autoridades que le gobiernan.

Pero veamos la receta: Para preparar un pollo relleno de espinacas, como los que sirvieron a los soldados hospitalizados, utilizaremos el pollo entero. Dispondremos de medio kilo de espinacas que pasaremos por la batidora junto con cuatro quesitos y dos huevos; sazonamos este relleno con sal y un poco de tomillo. Ya vacío el pollo, lo rellenamos con la mezcla obtenida. Después cosemos el pollo y lo envolvemos en papel de aluminio para pasarlo al horno. Allí se hace por espacio de una hora y cuarto.