Lluís Pérez y Tomeu Arbona durante el evento.

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Decía Joan Miró que «como un pintor con un cuadro, un cocinero se convierte en artista cuando tiene cosas que decir a través de sus platos», y ayer eso se puso de manifiesto. La Fundació Pilar i Joan Miró acogió la sexta edición de los Tasts de Rosa Blanca, una velada gastronómica protagonizada por las recetas del maestro pastelero Lluís Pérez y del ‘arqueólogo de la gastronomía’ Tomeu Arbona. A través de seis creativas propuestas, que combinaron la vanguardia, tradición, cocina local y productos de temporada, maridados siempre con la Hoppy Lager de Rosa Blanca, se exploró el infinito universo del célebre pintor, escultor y ceramista.

«No somos pintores, pero queremos hacer honor a la frase. Como personas ligadas al paisaje y la gastronomía como cultura, hemos intentado presentar nuestras pequeñas obras de arte. Unas son sofisticadas y otras más simples, pero siempre fieles a nuestra forma de comprender la gastronomía. Esperamos que esta experiencia viaje desde vuestro paladar hasta el corazón. Los platos evocan las formas y colores del universo pictórico de Miró», expresaron Arbona y Pérez.

La velada comenzó a las 19.30 horas con una cata dirigida para conocer todos los matices de la cerveza. Poco después, la propuesta de maridaje arrancó con la reinterpretación de uno de los platos favoritos de Miró, el Aspic d’esqueixada de bacallà, un zumo licuado, filtrado y gelificado de esqueixada de bacallà, acompañado por olivas negras, brotes tiernos y semillas de tomate. A continuación se sirvió un Pa torrat amb sobrassada, un pastel salado común en la cocina popular de posguerra compuesto por una ensaïmada de pa torrat amb sobrassada de porc negre, queso de cabra de Son Cànoves y confitura de albaricoque.

A los sabrosos entrantes les siguieron los platos fuertes de la noche. En primer lugar, unas Sardines fresques escabetxades amb peres de Sant Joan, en que el ligero amargor de Rosa Blanca contrastaba con las notas dulces y ácidas del plato, con cebes novelles entre sus ingredientes. Después llegó el momento del Arròs de caseta amb trocets de botifarró, una receta propia de los duros trabajos del verano con trocitos de botifarró, sobrassada y cebolla, y que representa la cocina tradicional y de interior que tanto respetaba Miró.

Por último, llegaron los postres. Primero se sirvió una Nova versió de Mel i Mató, un guiño a la cuina de pagés que le gustaba al pintor, consistente en un pastís de brossat mallorquí amb praliné d’avellanes, mel i llimona. La experiencia gastronómica se coronó con un segundo postre, utilizando un fruto protagonista en la obra de Miró, y que solía guardar en su bolsillo como amuleto de la suerte: la algarroba. Los comensales disfrutaron de la Garrova amb compota d’albercoc i llúpol, un brioche de algarroba relleno de crema, acompañado de compota de albaricoque con naranja y lúpulo.

Los interesados en vivir esta experiencia gastronómica efímera, que se celebra los días 7, 9, 10, 13, 14, 15, 16 y 17 de junio, pueden adquirir sus entradas en la página web de Rosa Blanca.