Caladu de Dahomey con tortitas de maíz

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«Mabú y Kaino comían tortillas de harina de maíz, sentados frente a su cabaña en el Kraal de los Masai, cuando se les acercó Timai. El cazador les llevaba dos calabazas. Les traigo leche –dijo ofreciendo los recipientes a los muchachos–. Mabú bebió con avidez y luego hizo un gesto de desagrado. Tiene sabor humo –protestó– y luego se acurrucó entre otros jóvenes. Ese sabor se debe –explicó Timai– a que los Masai limpian sus calabazas con un puñado de hierbas quemadas, al parecer con intenciones sanitarias». Es uno de los relatos de las historias de Tarzán de los Monos, el personaje popular inventado por Burroughs, basadas en referentes africanos.

Este novelista estadounidense (Chicago, 1875-Encino, California, 1950) fue militar en su juventud y luego se dedicó a la literatura. Sus obras, en general, libros de aventuras, se distinguen por su originalidad e interés, y algunas, como la serie de más de veinte títulos que comentamos (1914) ha sido traducida a todos los idiomas y llevada al cine, a la TV y al mundo del cómic. Cronista de guerra durante la Segunda Guerra Mundial viajó mucho y supo lo que era arriesgar la vida, como sus personajes, entre los cuales, algunos de ciencia ficción, Los dioses de Marte (1918). Llegados a este punto, podríamos sugerir el plato arriba indicado, donde no han de faltar las tortitas de maíz tan características de Dahomey, productor y exportador de dicho cereal, del que algunos dicen que es el símbolo de la resurrección (como el pan en general) y el origen de la vida.

La receta es la que sigue. Ponemos en una olla medio kilo de carne mixta, si bien, para respetar la tradición local puede ser, preferentemente, buey, oveja y cabra, que troceamos en dados más o menos regulares. Le añadimos cien gramos de langostinos sin pelar y la misma cantidad de tomates cortados en rodajas y otro tanto de espinacas, bien limpias y cortadas. Sazonamos la mezcla con sal y media cucharadita de pimentón picante. Todo ello lo regamos, luego, con aceite de palma de coco. Lo dejamos reposar un cuarto de hora y después lo cubrimos con agua, tapamos el recipiente y lo dejamos cocer a fuego moderado hasta que la carne esté bien tierna. Lo servimos con una cucharada de semillas de sésamo tostadas y lo acompañamos con tortillas de maíz.