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El verano es el momento dorado de los productos del huerto, por lo que no es casualidad que nuestro recetario recoja numerosas elaboraciones donde el tomate, berenjenas, pimientos y calabacines son protagonistas.

Platos en algunos casos frescos y ligeros es lo que nuestro cuerpo reclama ante el calor, en algunos casos requieren un poco más de la dedicación que nos gustaría pero, en contrapartida, agradecen elaboración previa (incluso días) por lo que son ideales como fondo de nevera o el ahora tan de moda batch cooking.

Trempó. Probablemente la ensalada que mejor representa el verano de los mallorquines: tomate, pimiento rubio y cebolla blanca nueva cortados ni muy grande ni muy pequeño, aceite de oliva virgen extra y sal. Para muchos pierde el nombre con tan solo añadirle atún en conserva, albaricoque o higos si es tiempo, alcaparras en vinagre o cualquier otro elemento. En lo que probablemente todo el mundo esté de acuerdo es que no hay nada mejor que mojar pan o crujir unas galletas de Inca en los jugos resultantes.


Tumbet. Berenjena, pimiento (mejor si es la variedad rubio y entreverado) y patata cortados a rodajas y fritos por separado, colocados en capas alternas y cubiertos por una generosa dosis de salsa de tomate. No nos vayamos a engañar, su elaboración obliga a pasar tiempo junto al fogón, pero es ideal para preparar con antelación y se puede consumir frío, temperatura ambiente o caliente. Si se añade al repertorio de hortalizas el calabacín, se completa con lomo o un huevo frito, ya es al gusto de cada uno. Pincha aquí para ver la receta

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Escudella fresca. La cosecha de leguminosas como las mongetes de confit (judías pintas) brinda la oportunidad a los que no renuncian a comer de cuchara ni superados los 30º de disfrutar de un saludable potaje. Eso sí, a degustar templado, quizás de ahí lo de ‘fresca’. Judías tiernas, calabacín, tomate y patata completan esta receta que cuenta con versión vegetariana si se prescinde del caldo de ave. Pincha aquí para ver la receta

Berenjenas rellenas. Uno de esos platos para disfrutar en caliente o a temperatura ambiente, lo que las hace perfectas para tener listas al llegar a casa tras la jornada laboral o para meter en un taper para comer en el trabajo o en la playa.

Granada de berenjenas. La versión local de los pasteles de verdura o pescado que tan de moda estuvieron hace unos años. Es el resultado de hornear en un molde la berenjena previamente frita o hervida mezclada con huevo batido y un generoso sofrito de cebolla.

Pescado en escabeche. De raya, caballa o jurel, variedades económicas habituales en las pescaderías en esta época del año. Esta elaboración, que también es un método de conservación gracias a la inmersión en vinagre y aceite de oliva virgen extra, es muy socorrida para los menús de último minuto con solo añadir una ensalada o unas patatas hervidas. Para los que quieren evitar la fritura, la versión ligera se consigue introduciendo el pescado directamente en la emulsión del vinagre, junto con la verdura. Pincha aquí para ver la receta

Langosta a la mallorquina. Quién nos iba a decir que en Mallorca hubo un tiempo en que la langosta se consideraba un descarte que consumían los pescadores, creadores de la auténtica cocina marinera, origen de platos como este. No tiene la fama de su homóloga menorquina, la tan manida caldereta de Menorca, pero su presencia en nuestra lista es obligada, porque el verano es tiempo de langosta y porque una vez la pruebas, quieres repetir. Pincha aquí para ver la receta