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¿Has oído hablar del Cold Brew Coffee? El café preparado en frío tiene mucho éxito en Inglaterra, Estados Unidos y Australia y se promociona como una bebida más suave y menos amarga que las formas tradicionales de elaboración de café, por lo que sus amantes lo prefieren sea cual sea la estación del año. Sus características se deben a su modo de preparación, que es completamente diferente al habitual: como el propio nombre indica su elaboración se realiza en frío. Y, aunque se haya puesto de moda, esta preparación no es nada nuevo.

El primer café de preparación en frío que se conoce se remonta al siglo XVII, en Japón, y se debe a la influencia de los mercaderes holandeses: la preparación del café se convertía en todo un lento ritual, dejando caer agua fría gota a gota sobre café molido. El 'cold brewed coffee' tal y como lo conocemos hoy, se empezó a popularizar hace unos 15 años, primero en EEUU y más tarde en Europa y Australia. Su método de preparación más sencillo, aunque no más rápido.

A diferencia del clásico café, en el Cold Brew la preparación se hace en frío: ya sea a temperaturas bajas (en torno a 3 o 4 °C) o a temperatura ambiente. El proceso de elaboración es lento, entre 12 y 24 horas. El resultado es un café ligero, pero con cuerpo, con matices y sabores intensos y menos ácido que el café que se extrae en caliente. Es una bebida más suave y menos amarga que las formas tradicionales, y los más sibaritas presumen de que es la mejor forma de disfrutar de los aromas y las propiedades del café.

¿Es mejor el café tradicional o el Cold Brew?

La Universidad Thomas Jefferson de Filadelfia (Estados Unidos) ha comparado sus propiedades. Según este estudio:

  • Los cafés de preparación caliente tienen una mayor capacidad antioxidante que sus equivalentes en frío.
  • El agua caliente, aunque está en contacto con los granos menos tiempo, provoca que más compuestos ácidos pasen a la extracción final. También presenta más concentración de esos ácidos.
  • En cuanto a los aromas, en el café cold brew predominan los aromas solubles en agua, mientras que en la forma tradicional resaltan los aromas solubles en aceite.
  • No obstante, son muchos los factores que determinan las propiedades del café (obtenido en frío o caliente): el tostado del grano, cantidad de agua empleada en la preparación, temperatura y características del agua, grado de molienda del café y tiempo de infusión.

En lo que respecta al contenido de cafeína, diversos expertos apuntan a que el del café elaborado en frío es similar al de un café elaborado con cafetera de goteo, pero al tratarse de una bebida ligera, se pueden beber dosis más grandes, con lo que a la larga se llega a consumir mucha cafeína: tenlo en cuenta.

Cómo hacer cold brew en casa

Ingredientes:

- 100 gramos de café recién tostado de alta calidad. El tipo de molienda a más adecuada para este tipo de café es la gruesa.

- 1 litro de agua mineral (o agua del grifo de buena calidad).

- Cafetera de filtro o émbolo, o cualquier recipiente de vidrio.

- Un colador o una gasa.

- Una botella o recipiente para la infusión final

Preparación:

- Elaborar el cold brew coffee es muy sencillo. Se puede preparar infusionándolo en cualquier recipiente, o en una cafetera de filtro o émbolo.

- Elige un recipiente de vidrio y deposita en él el café molido. Vierte de forma lenta pero constante 1 litro de agua fría (a unos 20 °C).

- Mezcla con una cuchara el café y el agua hasta lograr una mezcla homogénea.

- Tapa el recipiente y déjalo reposar entre 12 y 24 horas, en función del gusto que se quiera que tenga, dentro o fuera de la nevera. Cuanto más repose, más componentes del café se transferirán al agua y, por tanto, más aromática será la infusión resultante.

- Pasado ese tiempo, se cuela (con un colador o una gasa o tela ligera) y se embotella. Y ya tienes tu café listo. Lo puedes servir a tu gusto (con hielo, con leche) y conservarlo en la nevera en buenas condiciones hasta 15 días.