Fernando P. Arellano, en el centro, rodeado por Marco Contessi, Luka Russo, Brenda Lisiotti, Fernando Arellano, Isabel Mairata (CEO del Hotel Es Príncep), Valentino Starace, Arturo Espósito y Roman Taras. | Jaume Morey

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Por fin. Tras casi año y medio en el 'dique seco', la versión '3.0' de Zaranda comenzará a funcionar esta tarde-noche con un lleno. El primer Zaranda de Fernando P. Arellano nació en Madrid en 2005. Luego siguió el segundo, en es Capdellà, y la versión 3.0 tiene como escenario el Hotel Es Príncep, en Palma.

Este jueves, víspera de la inauguración, el personal daba los penúltimos toques en el comedor, donde 24 clientes disfrutarán de dos menús: Dermis, 11 pasos que aglutinan los esenciales de Zaranda (115 euros más 85 euros si se opta con maridaje), y Epidermis, 16 pasos (165 euros más 130 de maridaje), que incluyen algunas novedades en las que el cocinero madrileño ha ido trabajando en los últimos meses, entra ellas algún plato homenaje al lugar donde se asienta el restaurante, que antiguamente fue un lugar donde se curtían pieles. También habrá algún guiño a Marruecos.

En cuanto a la bodega, habrá   entre 250 y 300 referencias de vinos mallorquines, nacionales y extranjeros, con una destacada presencia de Dom Pérignon, que contará con su propio espacio en el bar, donde el cliente comenzará la experiencia de comer en Zaranda. Tras este aperitivo le seguirán dos pasos más en la cocina, antes de que los comensales ya ocupen su lugar en la mesa. «Debido a las restricciones por la COVID y al concepto del restaurante, comenzarán primero los comensales del menú Epidermis y después los de Dermis para acabar casi a la vez», explicaba ayer Arellano, que recibió a mediodía la visita de su colega Marc Fosh.

El equipo de Zaranda repasaba ayer los últimos aspectos de los menús en la cocina del restaurante, que da al comedor.

El equipo de Zaranda está compuesto por 12 personas sin contar al chef ni a la directora del restaurante, Itziar Rodríguez. «Casi todos vienen de Zaranda o de Baibén y eso nos da una tranquilidad a la hora de empezar este proyecto después de estar tanto tiempo parados», explicaba ayer la mano derecha (y parte de la izquierda) del chef, quien además recalcó la importancia que van a dar al cliente local. «Donde estábamos antes era difícil llegar al residente mallorquín y con esta ubicación y ajustando los precios al máximo queremos atraerle», dijo mientras revisaba todas las mesas.

Zaranda dejó de servir en el Hotel Castell Son Claret cuando el restaurante contaba con dos estrellas Michelin y era el más laureado de Mallorca por la guía francesa. Ahora arrancan de cero pero ya han realizado gestiones y a finales de agosto o principios de septiembre recibirán la visita de un crítico, por lo que es posible que en la próxima edición, que se dará a conocer a finales de año, Zaranda vuelva a estar reconocido. Y para el futuro, la ambición de Arellano es clara: lograr tres estrellas para Zaranda 3.0.