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No es extraño que, al cocinar para una gran cantidad de comensales, hagamos un poco de más para contar con alguna ración extra para quien desee repetir.

En el caso de las sopas con pasta el inconveniente que tiene es que si quedan sobras en la cazuela, la pasta irá absorbiendo el caldo hasta hacerlo desaparecer.

Precisamente eso es lo que nos pasó con la sopa de Navidad, encontrándonos con una gran cantidad de macarrones ya cocidos, así que decidí prepararlos gratinados.

Ingredientes:

  • Restos de macarrones ya cocidos
  • 1/2 cebolla pequeña
  • 1 cucharadita de harina
  • 1/4 de litro de leche aproximadamente
  • 1/4 de taza de setas deshidratadas
  • 1/4 de taza de queso rallado
  • Sal
  • Pimienta

Para elaborarlos, en primer lugar me aseguré de escurrirlos bien reservando el mínimo caldo resultante y que aproveché para preparar la bechamel.

Comenzamos picando media cebolla muy pequeña y la pochamos en una sartén con una cucharada de aceite de oliva y una pizca de sal.

Cuando ya está transparente, a punto de tornar color caramelo, apartamos del fuego y añadimos una cucharadita de harina, al tiempo que removemos para que la absorba la cebolla.

Agregamos un chorrito de leche y mezclamos rápidamente para que no se formen grumos.

Devolvemos al fuego dulce, regamos con el caldo reservado y con más leche (en total algo más de un cuarto de litro aproximadamente), unas setas deshidratadas y salpimentamos.

Dejamos cocer sin dejar de remover de tanto en tanto hasta la bechamel comience a tomar textura, pero siempre dejándola un poco líquida, pues al introducirla con los macarrones en el horno tenderá a espesar.

Apagamos el fuego, añadimos los macarrones y ¼ de taza de queso rallado, mezclamos y vertemos en una bandeja para horno. Cubrimos con queso rallado y unos cubitos de mantequilla e introducimos en el horno a 190º durante unos 40 minutos aproximadamente o hasta que la capa superior esté dorada y servir.