Xavi Cañellas, psiconeuroinmunólogo: «Estamos amputando el cerebro de los niños»

El alerta sobre el impacto de las pantallas en la creatividad y el aprendizaje de los más pequeños

El experto ha compartido sus reflexiones en un podcast en redes sociales

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El aburrimiento en la infancia está desapareciendo, y con ello, una parte fundamental del desarrollo cerebral. Así lo advierte Xavi Cañellas, experto en psiconeuroinmunología, quien señala que la ausencia de momentos vacíos para los niños afecta directamente a su capacidad creativa y emocional. El avance tecnológico, sobre todo la penetración masiva de las pantallas, ha modificado la forma en que los menores experimentan y procesan sus emociones y pensamientos.

Según Cañellas, estamos «amputando el cerebro de los niños» al eliminar esos períodos de aburrimiento que estimulan la imaginación y la gestión de la frustración. En España, donde el uso de dispositivos digitales entre menores se ha incrementado exponencialmente en los últimos años, esta situación es motivo de reflexión para educadores y familias. La sobreexposición a estímulos externos intensos y constantes está creando generaciones con cerebros dependientes, incapaces de tolerar la ausencia de novedades o la espera.

El especialista recalca que el aburrimiento es esencial porque genera necesidad, y esa necesidad despierta procesos creativos que contribuyen a la autonomía infantil. Sin esos espacios sin estímulos, los niños no aprenden a observar, imaginar ni afrontar situaciones que les resultan incómodas, lo que puede repercutir en su rendimiento psicológico a corto y largo plazo.

El papel de las pantallas y la tecnología

Un dato crítico que señala Cañellas es la relación directa entre el uso de pantallas y la eliminación del «espacio vacío» en la mente de los niños. Las pantallas absorben la atención y no permiten esos momentos sin estímulos, imprescindibles para que el cerebro infantil desarrolle habilidades cognitivas como la imaginación y la capacidad de resolución de problemas autónoma.

El constante bombardeo de información provoca, además, que los niños se habitúen a una gratificación instantánea. La ausencia de estímulos lleva a un estado de incomodidad o frustración que muchos pequeños no saben cómo gestionar debido a la falta de entrenamiento en estos espacios «vacíos». Esta carencia puede traducirse en trastornos de atención, ansiedad o dependencia tecnológica, tal y como alertan diversos especialistas españoles en salud mental infantil.

Creatividad y necesidad: el eje del aprendizaje

Los procesos creativos suelen activarse cuando las personas sienten la necesidad de resolver un problema o de llenar un vacío. Esto ocurre especialmente en la infancia, porque las carencias inducen a la búsqueda de soluciones novedosas y al desarrollo de la imaginación. Sin embargo, el uso excesivo de dispositivos digitales suprime esta necesidad, ya que el estímulo externo está siempre presente, eliminando el espacio para que el niño descubra sus propios recursos.

Cañellas insiste en que la creatividad no es un don innato, sino un proceso que se cultiva a través de experiencias donde el aburrimiento y la frustración juegan un papel esencial. De ahí que muchos niños con acceso exclusivo a tecnología para entretenerse tengan dificultades luego para pensar de forma autónoma o para innovar en sus juegos y tareas diarias.