Se ha relacionado las cenas tardías al aumento de peso. | Freepik

TW
0

Cenar tarde es una práctica común en muchas culturas, especialmente en países como España, donde las cenas suelen realizarse entre las 21:00 y las 22:00 horas. Sin embargo, diversos estudios han demostrado que este hábito puede tener efectos negativos en la salud, afectando el metabolismo, la calidad del sueño y aumentando el riesgo de enfermedades metabólicas.

Investigaciones recientes señalan que el horario de las comidas influye significativamente en el ritmo circadiano del cuerpo, el cual regula funciones esenciales como la digestión y el metabolismo de nutrientes. Consumir alimentos en horarios tardíos puede desajustar este reloj biológico, provocando una menor tolerancia a la glucosa y una disminución en la sensibilidad a la insulina. Esto incrementa el riesgo de desarrollar enfermedades como la diabetes tipo 2.

Además, cenar tarde puede contribuir al aumento de peso. Un estudio de la Universidad de Harvard reveló que las personas que cenan cerca de la hora de acostarse experimentan un aumento en la sensación de hambre y una reducción en la quema de calorías en reposo. Estos factores favorecen la acumulación de grasa corporal y, por ende, la obesidad.

La calidad del sueño también se ve afectada por las cenas tardías. Consumir alimentos pesados o ricos en grasas antes de dormir puede provocar malestar estomacal y reflujo ácido, dificultando la conciliación del sueño y reduciendo su calidad. Un descanso inadecuado no solo afecta el bienestar general, sino que también puede alterar el equilibrio hormonal, aumentando la producción de grelina, la hormona que estimula el apetito, y disminuyendo la leptina, que induce la saciedad. Este desequilibrio hormonal puede llevar a un mayor consumo de alimentos y, consecuentemente, al aumento de peso.

Por otro lado, cenar tarde está asociado con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares. Un estudio publicado en la revista Circulation de la American Heart Association encontró que las personas que cenan después de las 21:00 horas tienen un 55% más de probabilidades de desarrollar enfermedades cardíacas en comparación con quienes cenan antes de las 20:00 horas.

Para mitigar estos riesgos, los expertos recomiendan adelantar la hora de la cena, idealmente entre las 19:00 y las 20:00 horas, y optar por comidas ligeras que faciliten la digestión. Además, es aconsejable mantener un intervalo de al menos dos horas entre la cena y la hora de acostarse para permitir una adecuada digestión y promover un sueño reparador.