¿Quieres ganar el Gordo? Estos son los rituales atemporales para atraer la suerte

1. Frotar el décimo en objetos o personas "de buena suerte"

Una práctica común es pasar el boleto por la barriga de una mujer embarazada, la espalda de un jorobado o la cabeza de un calvo. Estas acciones se basan en la creencia de que estas personas poseen cualidades que pueden transferir buena suerte. Incluso, algunos optan por frotar el décimo en el lomo de un gato negro, desafiando la superstición que los asocia con mala suerte.

2. Realizar rituales con velas y objetos simbólicos

Encender una vela amarilla, color asociado con la prosperidad, y colocar cerca una ramita de perejil atada con una cinta blanca es otro ritual extendido. Algunos también escriben el número del décimo en un papel y lo colocan junto a la vela, buscando atraer la buena fortuna.

3. Elegir números con significado personal

Muchas personas seleccionan números que coinciden con fechas especiales, como cumpleaños, aniversarios o eventos significativos, creyendo que estos números tienen una conexión especial que puede atraer la suerte.

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4. Comprar en administraciones "afortunadas"

Algunas administraciones de lotería son famosas por haber vendido números premiados en múltiples ocasiones. Por ello, muchos jugadores viajan largas distancias para adquirir sus décimos en estos lugares, con la esperanza de que la suerte se repita.

5. Compartir décimos con familiares y amigos

La tradición de compartir décimos no solo aumenta las posibilidades de ganar, sino que también se cree que compartir la ilusión y la esperanza multiplica la buena suerte.

6. Colocar una moneda de oro en la cartera o un alfiler en la chaqueta

Algunos acostumbran a llevar una moneda de oro en la cartera o un alfiler en la chaqueta durante el mes previo al sorteo, con la intención de atraer la fortuna.

¿Funcionan estos rituales?

Aunque no hay evidencia científica que respalde la eficacia de estos rituales, forman parte de la tradición y cultura popular en torno a la Lotería de Navidad. Para muchos, son una forma de mantener viva la esperanza y compartir momentos de ilusión con seres queridos. Al final, más allá de ganar o no, estas prácticas enriquecen la experiencia y fortalecen los lazos comunitarios.