José Luis Miró | Profesión: Periodista, escritor, músico y alma mater de eventos naúticos | Principales aficiones: Música y boxeo | Una pasión: El mar y el mundo náutico.

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El 24 de diciembre de 1971 fue una doble Nochebuena para la familia Miró Forteza. Entre turrones y villancicos, sonaba el llanto de José Luis al sentir que había nacido a la vida. Pasó la adolescencia jugando al fútbol y escuchando vinilos que aún atesora. En el año 91 comenzó a trabajar en prensa. «Llegué a enamorarme del mar y del mundo náutico a través de mi profesión. Ahora el tema me apasiona. La gente del mar es de otra pasta, se rigen por otras normas, son fascinantes».

José Luis Miró encabeza, desde el año 2007, la gestión de Comunicación del Real Club Náutico de Palma, tarea que realiza con pasión y destreza. Nadie como él para satisfacer a periodistas y paparazzi en las regatas de la Copa del Rey de Vela. Mientras hablamos, aparece en escena su hijo Luis, campeón infantil en regatas de Optimist y que ahora se aventura en la clase 29er.

José Luis Miró, con su hijo Luis, campeón infantil en regatas de Optimist.

Miró padre vive el mar desde tierra, entre pantalanes o teclados de ordenador. Este verano, a pesar de no haberse celebrado en Palma la reina de las regatas, ha sido una época en la que sus esfuerzos han dado fruto. Además de ejercer tareas en Comunicación, nuestro anfitrión es músico.

Miembro de los Grupos Glass y Mitchums, toca el bajo y la guitarra. «Me aficioné a los 15 años, cuando hacía sonar la guitarra eléctrica de mi hermano a la que le faltaban dos cuerdas». En octubre, verán la luz los trabajos de las dos bandas de rock que despuntan en los locales de moda de la noche palmesana.

En el despacho de Miró, que conecta con el comedor y el recibidor de la casa, se ubica el piano en el que Luis muestra aptitudes para ser futuro músico, y bajos y guitarras en la pared y, enfundada, su guitarra Gibson Lespaul. «Mi mayor tesoro es mi tocadiscos de 1973 y los bafles JBL de los años 70 en los que suenan mis vinilos».

Ventanales y luz

La vivienda, construida en 1950, conserva la chimenea original de la casa y la distribución de ventanales en rotonda. «Es una casa vivida. Se ha procurado la armonía y el equilibrio aunque nos gusta aunar enseres modernos y antiguos».

En la librería baja cercana al sofá se ubican incunables, maletas y un reloj de la familia de su esposa, la periodista Elena Pipó; objetos náuticos, de anticuario como las lanas de carpintero, máquinas de fotos, máquinas de escribir y una hermosa maqueta de Goleta. La mesa de centro es vitrina donde destacan objetos de viajes y linotipia infantil antigua, y prismáticos de teatro. Las plantas invaden la estancia luminosa y con un punto ensoñador que conserva el carácter del edificio.

El mar surca los muros de todas las estancias en cuadros, cartas náuticas, faros colgantes y fotografías de autor, cuadros pintados por la madre de José Luis y marinas de la bisabuela de Elena. Todo ello unido a los lienzos de Antonio Rosales o las esculturas de Jaume Bagur o Xavier Llull. Fotografías y recuerdos de familia hablan bien de esta pareja de profesionales del mundo náutico para los que la unión familiar y el respeto a su genealogía es tan importante como la educación intachable que han procurado para Luis e Irene entre estos muros con fraseo de jazz.