El abigarrado interior de un hotel keniata que recrea a la perfección el estilo colonial británico de la era victoriana. | Archivo

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¿Quién no ha soñado alguna vez con viajar a las profundidades del Africa negra o a los territorios exóticos de Oriente como lo hacían los exploradores británicos del siglo XIX? En aquella época victoriana en la que los atrevidos viajeros llevaban consigo toda clase de enseres domésticos para hacer su vida más cómoda.

Ese mismo estilo fue el que crearon al colonizar medio mundo, adonde llevaron su inconfundible aire británico, mezclándolo con los materiales, colores y formas que encontraron en sus nuevas conquistas. Nació así el estilo colonial inglés, que sigue estando en el top del buen gusto y que se adapta perfectamente al clima y a la luz del Mediterráneo.

La clave para recrear este estilo es recurrir al gusto inglés más tradicional, pero con género local, como el bambú, las maderas exóticas, las fibras naturales, los tejidos ligeros, los animal print y las plantas. Cualquier objeto relacionado con el arte de viajar encajará bien, así como las colecciones, especialmente si son de artículos lejanos y curiosos, y los libros antiguos, mapas, globos terráqueos y retratos de fauna y flora de ultramar.

Plantas exuberantes, muebles de fibras naturales y techo abovedado.
Una gran cama de caoba con dosel y columnas y una alfombra de cebra.
Una elegante terraza cubierta con muebles asiáticos y palmeras.
Un despacho con madera noble, sillas de ratán y persianas.